Nada es casual en política. Tampoco lo del ex ministro popular Cristóbal Montoro, titular de Hacienda desde diciembre de 2011 a junio de 2018.
Desde el mismo momento de abandonar su cartera y desde Tarragona, el juez Rubén Rus inició una instrucción secreta contra el ex ministro que se hizo pública el pasado miércoles, 16 de julio, y que ya se conoce como el affaire Montoro.
Con intención o sin ella, lo cierto es que ha supuesto un verdadero bote salvavidas para evitar el naufragio del gobierno Sánchez en materia de corrupción institucional, volviendo al "¡y tú más!".
De acuerdo: si la Justicia demuestra que Montoro la ha hecho, que la pague, que caiga sobre él todo el peso de la ley. Pero que suceda otro tanto con Begoña Gómez, David Sánchez, Santos Cerdán, José Luis Ábalos o Álvaro García Ortiz, entre otros casos de personajes vinculados al gobierno y al partido de Pedro Sánchez. No hay -o no debiera de haber….-, investigados o imputados de primera o de segunda, al menos mientras todos los españoles sigamos siendo iguales ante la ley.
En lo relativo a malas prácticas políticas, me parece que el gobierno Sánchez nada tiene que aprender de gobiernos anteriores (incluído el de Zapatero), porque, sin duda, va a constituirse en el mejor máster sobre el tema impartido en universidades españolas y extranjeras, repleto de irregularidades por todo un rosario de delitos: corrupción en los negocios, tráfico de influencias, apropiación indebida, intrusismo, cohecho, fraude contra la Administración, prevaricación y, en algún caso, hasta de organización criminal.
Responsabilidad por responsabilidad, no hay duda de que el balance se lo lleva Sánchez por goleada frente a su antecesor Mariano Rajoy. Y lo que está fuera de toda duda es que Alberto Núñez Feijoo nada tuvo que ver con el nombramiento de Montoro como ministro de Hacienda, mientras que Sánchez nombró directamente a sus 2 secretarios de Organización en este momento investigados y uno de ellos en la cárcel, en el nombramiento de "su fiscal general del Estado", también investigado, como lo están así mismo la esposa y el hermano del presidente del gobierno.
En su permanente afán por hacer oposición a la oposición, el gobierno Sánchez y el partido que lo sostiene parecen buscar a toda costa eludir responsabilidades propias poniendo permanentemente el foco en la herencia del gobierno Rajoy. Olvidan interesadamente que son ya 7 los años que llevan gobernando este país y las posibles responsabilidades ajenas no borran ni eluden las propias.
Tanto por acción como por omisión también el gobierno Sánchez tiene que asumir la responsabilidad de ciertas decisiones que más parece que buscan la permanencia en el sillón y el lucro de los suyos que el bien general de la población.