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María Pombo, en 'La Resistencia'
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María Pombo, en 'La Resistencia' (Foto: Captura vídeo Twitter 'La Resistencia')

Putin, María Pombo y lo negro

martes 23 de septiembre de 2025, 12:48h

Una indocumentada con iPhone, María Pombo, mantiene que leer no sirve para nada y que los que leemos no somos mejores. La tal tiene pinta, voz y trazas de tener la cabeza más vacía que el Huevo de Mask singer del que salió, pero resulta ser tataranieta de Concha Espina, nominada 3 veces al Nobel de Literatura y demostración aplastante de que el talento no está en los genes. Dicen que es influencer. No quiero ni imaginar a quién influencia.

Esta sosaina es el signo de los tiempos. Per aspera ad inferno: estamos volviendo al antiguo “A mí es que me molesta lo negro” para reconocer con chulería que se es analfabeto y “lo negro”, la tinta, molesta porque no se sabe leer. Esta tontigramer en el fondo no es nada más que otro parásito generado por un regüeldo del sistema, una excrecencia inesperada de la red global como cuando tiras de la cadena y algo se queda en el agua.

Al otro lado de esta bobalicona están los gobernantes y políticos, los de tercera categoría como los españoles, y los de primera y business como Putin, Xi Jinpin o hasta Netanyahu. Los políticos aprovechan cualquier cosa a su favor y no pasan una oportunidad de meterle el dedo en el ojo al otro. Así, Sánchez se lamentó por no tener una bomba atómica para detener la masacre de Gaza y Netanyahu le contestó que exterminar al pueblo de Israel con una bomba atómica era genocidio. El PP mientras tanto fue a la RAE a pedir la venia para usar la palabra.

Por su parte, Putin sigue tanteando el aguante de Europa pero nadie, ni aquí ni en Bruselas, quiere mostrar su preocupación por las violaciones del espacio aéreo europeo, tres de ellas con drones y una con cazas directamente, ni por los tres ciberataques contra los aeropuertos de Heathrow, Bruselas y Berlín-Brandemburgo “cuya autoría se desconoce”, pero ya saben: si tiene gorro de astracán, bebe vodka, monta a caballo con el torso desnudo y habla ruso, seguro que es ruso.

Putin se ríe de nuestros eurogobiernos de Marías Pombo y, de paso, de todos los influencers que nos gobiernan desde la misma vacuidad con que la tataranieta de Concha Espina insulta la inteligencia. En esta semana, pues, han quedado claras varias cosas: no tenemos un ejército común sino veinte ejercititos que quedan para jugar a las maniobras conjuntas; la OTAN tiene un traidor dentro y para qué leer si hay Instagram.

Putin ha conseguido demostrar que en las actuales circunstancias Europa no puede confrontar a Rusia ni siquiera ante las provocaciones más elementales. Con unos cuantos drones y media docena de hackers Putin ha dejado claro que no estamos preparados para la guerra con drones y que la respuesta a cualquier agresión es lenta o inexistente porque tienen que reunirse los 27 y, para cuando tienen una decisión, los drones con samovar han entrado, han tomado el té en Varsovia y se han regresado a Moscú con una caja de pączek bien azucarados.

Putin también ha reconfirmado que Trump es un cobarde, un traidor y un bocazas: es el jefe de la OTAN y ante estos ataques se ha posicionado con el ruso y se ha ido, como buen paleto de provincias, a quedarse extasiado con un desfile de carrozas con oropel y príncipe de Cenicienta en el castillo de Windsor. Pobre mundo en manos de otro sociópata que tampoco lee.

Porque los que leemos, señora Pombo, sí somos mejores que los que no leéis: somos capaces de mejor expresión, tenemos mejores argumentos, mayor conocimiento sobre las cosas, nuestro razonamiento está más entrenado y nuestra capacidad de comunicar con exactitud es más elevada. Y es porque estamos subidos a hombros de gigantes y vemos mucho más lejos de lo que tú alcanzarás nunca desde tu existencia a ras de tierra. Y que seamos mejores no quiere decir que seamos monjas ursulinas, aquí se golpea fuerte y con tino.

Nota compasiva para María Pombo: Subidos a hombros de gigantes es una metáfora. Los gigantes son los autores de los libros que leemos y los libros son esas cosas cuadradas, repletas de hojas manchadas de cagadas de mosca que, conociendo el código secreto para descifrarlas, forman palabras que se pueden leer. (Sabes lo que son las palabras, ¿no?).

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