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Rodense y con un fuerte compromiso social, también dirigirá un corto

Rakel González-Huedo en uno de sus papeles
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Rakel González-Huedo en uno de sus papeles (Foto: Sergio Lardiez)

La polifacética actriz Rakel González-Huedo va a poner en marcha este año dos muy interesantes proyectos teatrales y sociales

martes 26 de enero de 2021, 20:16h
“El arte nos salva”. Es el firme convencimiento que estremece el espíritu y las abundantes fibras sensibles de Rakel González-Huedo, una polifacética mujer de la escena y de las audiovisuales. Una castellano-manchega de La Roda (Albacete), que aúna a su profesión y vocación el compromiso social con los colectivos más vulnerables. A la actriz rodense, que presume de su tierra y ejerce a pesar de llevar dos décadas residiendo en Madrid, no la ha echado para atrás la pandemia. Quia. Todo lo contrario, porque ha aprovechado el tiempo, “además de para reflexionar y acercarme a los vecinos”, como ha relatado al Diario La Tribuna, sobre todo para crear y sembrar. Y de ahí han nacido varios proyectos preciosos que ya están dando sus frutos. Mayormente en dos de ellos bautizados como ‘Dislike’ y ‘Viaje a Uhuru’.

“Desde el primero, y a través del participativo grupo Teatro Foro, y con la realidad virtual como herramienta de transformación social”, explica Rakel, “intervendremos en los colegios para ayudar a los adolescentes y a sus padres a identificar las situaciones donde se pueden ver vulnerados por la problemática del mal uso de las redes sociales” para aprender juntos estrategias de cara a mejorar su relación con las mismas”. Incluso, como añade, estos problemas han dado lugar a una enfermedad, la dismorfia, que altera y deforma la realidad y crea defectos que no existen.

La rodense, que dice contar con la ayuda de una gran especialista como Verónica Vieites, es consciente de que al utilizar tantos filtros en nuestra imagen virtual y luego en nuestra vida real y cotidiana, “al mirarnos al espejo no nos aceptamos y nos vemos unos defectos que ni si quiera tenemos. Y esto nos mina la autoestima. Nos alejamos de nuestra imagen real, queremos ser lo que no somos, queremos encajar “.

Además, se muestra optimista con este ‘Dislike’, del que ya tienen casi acabada la dramaturgia, al haber conseguido la financiación gracias a muchísimas personas que apoyaron el proyecto. En cuanto a ‘Viaje a Uhuru’, que tiene la base de talleres de teatro social –pero también de fotografía, movimiento y voz-, Rakel afirma que “ha servido para crear un espacio seguro donde compartir experiencias y tejer una red de apoyo mutuo entre mujeres migrantes africanas que están en situación de vulnerabilidad y han sufrido algún tipo de violencia de género”.

En definitiva que con la ayuda de la asociación cultural ‘Ojos de cambio’, estos dos planes ya se están haciendo realidad “para que a través del arte sume, apoye, potencie y ayude a los colectivos más vulnerables. Utilizar el arte como herramientas de cambio”, cual concluye al respecto la rodense en su resumen, en el que no ha incluido otras actuaciones llevadas a cabo desde el pasado mes de marzo y que incluyen diversos castings y varios anuncios publicitarios. Y es que ella es actualmente una de las actrices más llamadas y cotizadas en este campo, lo que le permite mantenerse económicamente.

Protagonista de 'La luz de las esperanza'

Tampoco ha hecho referencia al corto, dirigido por otra rodense, Sonia Bautista, “fue maravilloso reencontrarme con ella, ya que nunca habíamos trabajado juntas y las dos tenemos una visión muy parecida de lo que es y para qué sirve el arte”, sostiene al respecto la actriz que lo protagonizó. Esta película, ‘La luz de la esperanza’, tiene argumento navideño y pudo verse en los cines, además de que ya alcanza casi las treinta mil visitas en Youtube. De modo que el éxito le ha abierto las ganas de dirigir ella su propio cortometraje, que tratará sobre la violencia de género y que ya tiene muy avanzado.

Son muchos otros los cortos que figuran en su amplísima hoja de servicios a las artes escénicas y audiovisuales -sin contar con los anuncios publicitarios-, además de varios largometrajes y más de una decena de obras teatrales. Con un amplio dominio de cada una de las técnicas, no oculta que donde mejor se siente es delante de las cámaras: “Conozco muy bien su código, porque prácticamente empecé siendo una canija de tan sólo 11 años en la serie de televisión ‘Hermanas’, y desde entonces siento gran pasión por el cine”.

Ocupada y preocupada por los tiempos y la sociedad en que vive, una característica de Rakel que ya quedó reflejada líneas arriba, es como si se disfrazara de filósofa -¿o lo es?, seguramente- para añadir una interesantísima reflexión que va más allá de la pantalla grande o pequeña. Allá que va: “El cine es un lenguaje de miradas, y se dice que la mirada es el espejo del alma, está lleno de silencios, de lo que no se dice, de contención, de detalles y eso me apasiona”.

En definitiva que, cual considera, la obligación del artista es la de crear, la de transmitir emociones, de ver y escuchar al otro; eso siempre es igual, solo hay que tener en cuenta el espacio. “Dónde se encuentra el espectador que te está viendo; no es lo mismo un plano corto en cine que es como si el espectador estuviera supe cerquita de tu cara o si él te está observando en un patio de 800 butacas, y fundamental es saber también en qué código estás creando, pero en lo esencial es lo mismo”.

Por eso de su larga lista de más de medio centenar de personajes a los que ha dado vida prefiere no quedarse con ninguno, porque en todos se entregó en grado máximo, aunque en su recuerdo aún se mantiene con fuerza cómo superó las exigencias del siempre complejo grupo ‘La Fura dels Baus’ cuando rodó con ellos ‘Fausto 5.0’. Tampoco ansía en particular interpretar ninguno en especial, pero no oculta que le encantaría rodar una película de miedo, de thriller sicológico, y también un drama social.

El juego de actuar

Y, fiel a su filosofía, la canija que comenzó casi como un juego su carrera lleva desde entonces dos décadas en la misma y se siente muy satisfecha, “siempre con altibajos, cual corresponde a esta profesión”, como declara. Un juego de niña cuando ella y su hermana insistieron a sus padres que las apuntaran a una agencia. “Yo hacía teatro en el colegio y era tremendamente feliz imaginando y creando personajes. Y de ahí seguidamente hice varios casting para ‘Hermanas’ y empecé a actuar ya casi sin darme cuenta. Sólo por mí y por el placer de jugar, crear y transmitir emociones. Y en esas estoy, ilusionada y apasionada de este juego que es actuar y que me hace sentirme más viva que nunca”.

Estima que debe poner de manifiesto lo mucho que, precisamente y sin antecedentes familiares, le debe a sus padres, que no pusieron ningún reparo en aquellos sus inicios y la apoyaron porque la veían feliz. Y si líneas arriba calibraba sobre la obligación general de los artistas, ahora añade otra faceta ya particular: la de dar a conocer su tierra. Algo que afirma con indisimulado orgullo que procura cumplir más allá de los miguelitos, “esos maravillosos dulces que con toda la razón del mundo, son conocidísimos”.

Y, claro, agrega que tanto La Roda, “un pueblo emprendedor lleno de talento, inquietudes y amor a la cultura”, como Albacete capital –en ambos lugares ha actuado varias veces, destacando cuando pisó las tablas del Teatro Circo- tienen ahora mismo un alto nivel. “He comprobado, y me alegro mucho, la oferta cultural tan variada e interesante que existe, y que se redondea con uno de los más polifacéticos artistas, Juanma Cifuentes, que acaba de tener la valentía de abrir una sala”.

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