Están concebidos para que sean útiles, no justos
20/09/2011@13:37:57
Reconozco que hay temas que
no me agradan. Una de las cosas que menos me gusta es cuando tengo que
argumentar a favor de temas que no habrían de necesitar defensores. Mi rechazo procede de la convicción de
que si hay que defender algo que no precisa defensa es que, en el
fondo, los argumentos que hay que combatir son pobres, dirigidos por la
manipulación, interesados, y con pretensión de ocultar la verdad o
distraer la atención. No me apetece perder el tiempo
discutiendo evidencias, y reconozco que no tengo paciencia para
enredarme en debates en los que la manipulación de los conceptos, o la
defensa de intereses bastardos, son evidentes. Lo que seguramente me
ocurre es que no tengo madera de héroe, y sospecho que
nunca me pondría frente a un público escéptico al que tratar de
convencer de que el emperador va desnudo, y desde luego no frente al
edecán del emperador que con vehemencia, incluso con amenazas, me
describiese los maravillosos bordados de su traje. Definitivamente no
soy un héroe. Sin embargo, y no sin
esfuerzo, he aceptado el encargo de mi querida Yolanda de escribir sobre
los mercados, sobre su supuesto carácter de nido de víboras que se alimentan de sangre y sudor humano. Ayer y hoy de los griegos, pero mañana cabe que también del nuestro.