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Interior: la 'rebelión' policial

sábado 12 de abril de 2008, 14:01h
Zapatero ha tenido que emplearse a fondo para convencer a Pérez Rubalcaba de que se quede como ministro del Interior y sin Vicepresidencia alguna. Alegaba cansancio personal, pero lo ciertos es que a Rubalcaba no le apetecía nada seguir al frente de un Ministerio muy ingrato y al que se le presentan muchísimos problemas de forma inmediata.

Para empezar, los retos con los que Rubalcaba se enfrenta le vienen en primer en lugar en ‘pacificar’ a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, que le van a plantear una primavera muy caliente. La Policía, por un lado, quiere ‘homogeneizar’ salarios, igual que han conseguido los funcionarios de Justicia. Los guardias civiles, por su parte, quieren una Benemérita más civil que militar, igualando derechos como su cuerpo hermano, la Policía, y desde luego las policías autonómicas.

Aquellos son retos de tipo reivindicativo, de mejora de las condiciones salariales y de trabajo, a las que hay que sumar las propias de necesidades de los Cuerpos -aumento de asignaciones, de recursos humanos y materiales-. Es decir, que Rubalcaba tiene una pelea muy firme con los sindicatos policiales y las asociaciones de guardias civiles, por un lado, y con el ministro de Economía, Pedro Solbes, por otro.

Más allá de la ‘pacificación’, Rubalcaba se enfrenta a retos muy precisos de coordinación policial. No es posible que los distintos cuerpos policiales sigan descoordinados, con numerosos recelos y rencillas internas en la lucha contra el terrorismo y la delincuencia común y organizada. Parece que de poco ha servido el centralizar en una sola persona –Joan Mesquida- las Direcciones Generales de la Policía y de la Guardia Civil: la medida no ha evitado que los celos sigan campando en ambos Cuerpos. Tampoco ha conseguido integrar plenamente al CNI, con mayor dependencia de de Defensa, pero importantísimo en la lucha contra el terrorismo. Se dice -y parece ser que con conocimiento de causa- que Rubalcaba está harto del director del CNI, Alberto Saiz.

El reto más importante es, sin duda, la lucha antiterrorista. Según algunos, ETA aparece como descabezada, pero está en disposición de asestar golpes mortales. Rubalcaba no ha creído nunca en las posibilidades de un final pactado con la banda. Ahora parece que Zapatero ha despejado por completo esa vía –no habrá diálogo- por lo que las fuerzas policiales tienen la vía expedita para actuar sin miramientos no sólo con los terroristas, sino con los violentos en general.

Su departamento se enfrenta también a otros retos no menos importantes: el crecimiento desmesurado de la inseguridad ciudadana -que puede verse agravada por la crisis económica-, el ‘blindar’ las fronteras para tratar de impedir la afluencia masiva de inmigrantes ilegales -exigencia, además, de Bruselas- y luchar contra el crimen organizado que se ha convertido en un gravísimo problema tentacular. Y, claro, la lucha contra el terrorismo islamista, que es la gran serpiente que amenaza a occidente.
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