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Ciencia e Innovación, un Ministerio político

sábado 12 de abril de 2008, 13:02h

No hay más remedio que esperar al lunes, 14 de abril, fecha muy señalada para la izquierda, para conocer finalmente en el Boletín Oficial del Estado el nuevo organigrama del segundo Gobierno de Rodríguez Zapatero. Sorpresas, pocas; cambios, muchos. En el área del trinomio investigación, desarrollo e innovación se ha producido la gran sorpresa del nombramiento de la bióloga molecular Cristina Garmendia como ministra del nuevo Departamento de Ciencia e Innovación. La idea de crear un Ministerio de estas características no es nueva, porque ya existió uno parecido de nombre aunque no de competencias (Ciencia y Tecnología) que tuvo dos ministros en la época de Jose María Aznar como presidente del Gobierno: Josep Piqué y Ana Birulés. Dos ministros, dicho sea de paso, que apenas hicieron nada por la investigación en este país donde a la mayoría de los políticos se les llena la boca de grandes elocuencias…

Pero, para no perdernos, conviene centrar el asunto del nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación en sus competencias que, hasta el lunes, se desconocen. Habrá que ver si, al final, este Ministerio aglutinará –como le explicó semanas antes del debate de investidura Bernat Soria al presidente- a toda la investigación que se lleva a cabo en España: desde la que llevan a cabo las decenas de institutos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), hasta la que se realiza en el Instituto de Salud Carlos III con sus Centros de Investigaciones Oncológicas y Cardiovasculares, gracias en gran medida al soporte financiero de la industria farmacéutica, así como en el Cedeti del Ministerio de Industria, entre otros.

No se puede decir que Bernat Soria es un perdedor, porque repite en el Ministerio de Sanidad y Consumo, eso sí, cada vez más devaluado en competencias y si le quitan la investigación biomédica se queda sólo fortalecido en el grán área del consumo. Como Miguel Sebastián, el nuevo ministro de Industria, Comercio y Turismo, también es nuevo como Cristina Garmendía, no habrá puesto muchos reparos si le desgajan el Cedeti y se lo ceden a Ciencia e Innovación. Por lo tanto, este Departamento que gestionará Cristina Garmendía será una gran baza política que utilizará el presidente Rodríguez Zapatero para hacer y deshacer en las Comunidades autónomas. Es, en definitiva, un Ministerio para hacer favores a los amigos y un poderoso instrumento para hacer la puñeta, valga la expresión, a aquellas Comunidades regidas por el Partido Popular.

En su comparecencia en televisión esta mañana, el presidente del Gobierno ha reiterado la importancia de este Ministerio como motor de desarrollo económico. La verdad es que tiene razón, porque ya hay antecedentes en una Consejería autonómica que, casualmente, tiene un nombre parecido: Innovación, Ciencia y Empresa. La dirige con acierto y rodeado de un grupo de colaboradores de gran prestigio Francisco Vallejo, en quién depositó hace años su confianza el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves. En esta columna apostamos por Vallejo hace meses como futuro ministro en este Ministerio recién creado o en el de Industria, pero algo ha debido fallar en las negociaciones entre Chaves y Rodríguez Zapatero.

Ya para terminar, unas líneas de la ministra Garmendia. Actualmente gestiona una empresa pequeña de biotecnología que se llama Genetrix y es –hoy y mañana todavía lo es- presidenta de Asebio, la agrupación de empresas de biotecnología donde están encuadradas algunas multinacionales farmacéuticas, pocas la verdad. Es bióloga molecular y buena amiga de dos científicos de gran prestigio en España: Carlos A- Martínez, actual presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y Juan Carlos Izpisúa, que trabaja a caballo entre el Instituto Salk, en San Diego (EE.UU.) y Cataluña donde dirige desde hace poco más de tres años el Centro de Investigación en Medicina Regenerativa, que financia la Generalitat en su mayor parte. Pero hay más. Izpisúa y Cristina Garmendia comparten un proyecto en el País Vasco, soportado financieramente con más de tres millones de euros por Ibarretxe, que se llama Biobide. Se trata de un centro para testar masivamente potenciales fármacos de empresas farmacéuticas y biotecnológicas. Dos apuntes más: Cristina Garmendia es partidaria de un gran pacto de Estado para el sector de la biotecnología, que incluya entre otros aspectos el mantenimiento y mejora de los actuales incentivos fiscales y la rectificación de determinadas políticas que “repercuten negativamente en los recursos que nuestros sectores usuarios dedican a la innovación”, como ha dicho hace pocos meses. La nueva ministra de Ciencia y Tecnología tiene ahora la oportunidad de demostrar todo esto.
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