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Zapatero inventa el patrioterismo económico

Zapatero inventa el patrioterismo económico

miércoles 09 de enero de 2008, 16:02h
De locura se puede calificar el ‘mitin para empresarios’ que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dado en el Hotel Palace de Madrid: 975 asistentes en total, con doscientos periodistas, casi todo el Consejo de Ministros, media ejecutiva del PSOE, decenas de empresarios de lo más granado –estaba hasta José Manuel Lara, no habitual en estos encuentros-, la mitad de la diplomacia extranjera en España y hasta el Nuncio del Vaticano. Durante una hora Zapatero se limitó a repetir de nuevo, una vez más, los logros económicos de su Ejecutivo, minimizando los del anterior Gobierno del PP. Y, luego, en las preguntas, titulares para rato.

         Con su inefable política del palo y la zanahoria y con su peculiar estilo de sonrisa de niño bueno para ocultar la gravedad de mensajes gruesos, Rodríguez Zapatero ha repartido estopa para todos. El presidente llevaba para su desayuno en Nueva Economía Forum una conferencia perfectamente preparada por la fontanería monclovita con titulares muy precisos: 55 minutos de exposición para dar pompa y boato a lo ‘magnífica’ que es la actual situación económica en la España actual y lo maravillosa que va a ser en el inmediato futuro, si los españoles le votan el 9 de marzo, claro. Y, en fin, para asegurar tajantemente que ninguna de las tensiones actuales de la economía española es achacable al Gobierno que él preside, sino a las turbulencias financieras en general, al mercado norteamericano en particular y a la subida de los precios del petróleo. Todo lo demás serían ganas de inventar defectos a su política económica infalible.

         Titulares a lo grande, por lo tanto, pero el turno de preguntas de los asistentes descabaló las previsiones ‘titularísticas’ monclovitas: Zapatero entró a todos los trapos, desde sus relaciones con la Iglesia –allí estaba el Nuncio de Su Santidad, Manuel Monteiro de Castro, muy atento a lo que decía el presidente- hasta el mensaje a las eléctricas de que no habrá más energía nuclear. Y al final, su nota del 9,5 al Rey Juan Carlos –le dio pudor, dijo, darle un 10- y su confianza en el futuro monárquico de la mano del Príncipe Felipe.

         Muchos titulares periodísticos repletos de mensajes, pues, que podríamos resumir en los siguientes:

- A Rajoy: "Crear alarmismo económico es lo menos patriótico que conozco" (será la base de campaña socialista en materia económica).

- Al PP: "El pesimismo nunca ha creado un puesto de trabajo" (segunda consigna que será muy repetida en esta campaña).

- A Aznar: “Recibimos una herencia económica aceptable, pero con hipotecas” (se trata de desarmar el mensaje del PP sobre que ZP es como el hijo pródigo, que dilapida una importante herencia).

- Al Nuncio del Vaticano en España: “No nos vamos a callar” (amenaza velada: si los cardenales insultan al Gobierno, la Iglesia pagará las consecuencias).

- A la Iglesia, sobre el incremento de los divorcios: “El número de anulaciones matrimoniales tampoco desciende” (primer aviso en relación a lo anterior; luego podría venir la cosa económico-financiera).

- Al Rey: “A España le conviene una Monarquía como la del Rey Juan Carlos” (aviso a izquierdistas republicanos: “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”, art. 1.3. de la Constitución).

- Al futuro de la Monarquía tras el Rey: “Tengo mucha confianza en el Príncipe Felipe (el mismo anterior, pero en clave de futuro ¿inmediato?).

- A las eléctricas: “Soy favorable a la reducción de la energía nuclear” (que desarrollen su campo de negocio a las energías alternativas y renovables).

- A ETA: “No hay en el futuro ninguna expectativa de diálogo” (ya solo queda la vuelta al pacto antiterrorista y la lucha policial).

- A ANV-Batasuna: “Tengo la profunda convicción de que nadie se va a saltar la ley” (es decir, que habrá ilegalización o anulación de candidaturas abertzales).

- A los aspirantes a ‘coalicionistas’ postelectorales: “Yo salgo a ganar, no a empatar: ni me planteo la gran coalición” (aviso a los nacionalistas que quieran sentarse en el próximo Consejo de Ministros).

         En definitiva, Zapatero ha estado realmente en su salsa. Han sido dos horas de desayuno -55 minutos de monólogo-conferencia y más de una hora de preguntas de los asistentes- con tal grado de cobertura amiga que le ha elevado a los altares: ha resultado prácticamente imposible poner la cruz de falta a nadie. Y allí, en ese ambiente, no es que el presidente haya sido optimista, es que ha roto moldes.

         Zapatero todo lo ha hecho bien –o eso dice, al menos-, desde retirar las tropas de Irak –por ello reconoce que no le habla George Bush- hasta subir el Salario Mínimo a 600 euros. Y, claro está, las grandes cifras de su economía global de creación de empleo, de igualdad de la mujer, de sus políticas sociales de integración para disminuidos y jóvenes, del crecimiento económico –estamos por encima de Italia en renta per cápita, lo dice ZP pese a lo que diga Romano Prodi-, de contención de inflación… y suma y sigue.

         Y pocas promesas nuevas, que ya habrá tiempo. No quiso entrar en la reforma fiscal que propondrá –sólo un genérico simplificar el sistema fiscal y alivio fiscal de las rentas del trabajo, porque “no podemos olvidar el valor democrático de lo que significan los impuestos”-, pero sí prometió un millón y medio de viviendas protegidas en los próximos diez años y la creación de dos millones de empleos nuevos en la próxima legislatura.

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