Órdago de España para estar en la cumbre internacional de reforma del sistema financiero

“Si hay un líder en Europa sensible a España y a los intereses de España, ése es el presidente Sarkozy”, dijo el primer ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero, en una rueda de prensa improvisada en el Congreso de los Diputados. Las declaraciones de Zapatero se producían después de mantener una entrevista telefónica con el presidente francés, Nicolás Sarkozy, entre medias del debate sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2009. Paralelamente, y desde París, Sarkozy anunciaba que es necesario que España esté en la cumbre de países más desarrollados que debatirán la reforma del sistema financiero internacional.

Ha sido el run-run político de todo este martes, desde que a primeras horas de la mañana trascendiera que Sarkozy no contaba con España para forma parte de esa veintena de países que deberán fijar el futuro financiero del mundo. A partir de ese momento, las gestiones del Gobierno español fueron intensísimas, sobre todo con Sarkozy, para que España esté en ese grupo de países. “Mi deber como presidente del Gobierno de España es hacer valer a mi país”, dijo Zapatero, quien reconoció que los grupos ya creados –G-8, G-5, G-13 y G-20- son “estáticos” y que resulta difícil la entrada de nuevos ‘socios’.

Ahora bien, “estamos hablando de una cumbre constituyente”, dijo Zapatero –quien ya conocía, claro, el apoyo expreso de Sarkozy y, de paso, también el del premier británico Gordon Brown, con quien, sin embargo, no ha hablado este martes-, y precisamente por eso las “razones objetivas” que España presenta para su inclusión en ese grupo reformista son de peso: somos la octava potencia del mundo; tenemos la supervisión más poderosa en el sistema financiero –“hemos visto cómo han caído colosos financieros, mientras en España la más pequeña caja de ahorros sobrevive”, presumió-, y, además, ya estamos trabajando a fondo en la Comisión Europea.

Tras el apoyo expreso de Sarkozy, las flores de Zapatero: “Es comprensivo a la presencia de España” y “tiene alta consideración” por nosotros, aunque, claro, “él tampoco decide por todo el G-8”. Así, “en mi opinión, España debe estar y también un país árabe importante”. Y eso no es todo, para Zapatero es necesario reforzar el Eurogrupo para que todos hablen en conjunto y con una sola voz. “Si conseguimos estar ahí [en el grupo internacional], será un mérito de mi país; si no, ya saben lo que va a pasar”, dijo, finalmente.

La ‘oposición’ de Rajoy y la ‘rebelión’ de los jueces

En la rueda de prensa el presidente fue abordado sobre cuestiones más internas españolas, como el debate sobre los presupuestos generales y la actitud de Rajoy, sobre todo cuando le recriminó no estar en el plenario mientras él hablaba. Ahí es cuando Zapatero reveló que había dejado el escaño en ese momento porque le llamaba Sarkozy para darle la ‘buena nueva’.

Sobre la intervención de Rajoy la calificó simplemente de “oposición”, con el mismo tono y contenidos que en otras ocasiones y volvió a pedirle al líder del PP que le diga en qué hay que reducir el gasto.

Y en relación a la ‘rebelión de los jueces’ por las sanciones derivadas del ‘caso Mari Luz’, dijo algo importante: que las decisiones ‘juridiscionales’ de los jueces le merecen “gran respeto”; ahora bien, en relación a las decisiones que adopte el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), les recordó que, aunque sus decisiones deben ser “respetadas por todos”, en este país “también cabe la libertad de expresión para las resoluciones de un órgano no juridiscional”.

Es, sin duda, un aviso a navegantes.

Moragas y la incontinencia de ZP

Por su parte, el coordinador de Presidencia y Relaciones Internacionales del PP, Jorge Moragas, afirmó respecto a este tema que las dudas acerca de la presencia de España en la cumbre sobre la crisis financiera internacional son el resultado de “una diplomacia sostenida a lo largo de los últimos cuatro años, sembrada de errores y de una incontinencia verbal” del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, “que es contraproducente” para los intereses del país.