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Susana Díaz piensa en la posibilidad de presentarse a las primarias del PSOE, frente al secretario general

Susana Díaz piensa en la posibilidad de presentarse a las primarias del PSOE, frente al secretario general

> El entorno de Sánchez considera que Felipe González está detrás de una 'operación' contra él

domingo 14 de diciembre de 2014, 11:36h
Felipe González es quien más claramente está detrás de la 'operación', si es que de tal se trata, para desgastar a Pedro Sánchez, piensan algunas fuentes en la sede de la ejecutiva federal del PSOE, en Ferraz. Quienes se hallan tras Sánchez, respaldándole como la opción legítima surgida del congreso extraordinario de julio, convocado por Pérez Rubalcaba al dimitir, no se molestan ya en negar los hechos: es cierto, como dicen con curiosa unanimidad algunos medios este domingo, y como anticipábamos este sábado en Diariocrítico, que se estrecha el cerco de los 'veteranos' en torno al aún flamante secretario general del partido, y es cierto que la presidenta de la Junta andaluza, Susana Díaz, se estaría 'dejando querer' ante los cantos de sirena que le prometen apoyo y lealtad si da el paso de presentarse a las primarias, se supone que frente a Sánchez, tras las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo.
Hace ya días que algunas personas que apoyaron, y apoyan, a Sánchez, manifestaron su inquietud ante el creciente desapego que Felipe González, desde su posición de 'outsider', muestra hacia los planes reformistas del secretario general y particularmente hacia sus ansias de reforma de la Constitución, que es, por otro lado, una exigencia muy sentida en amplios sectores de la ciudadanía. Y lo mismo, respecto del desapego, podría decirse de Alfonso Guerra, que ahora se retira definitivamente de la vida política, o de Rodríguez Zapatero, que ha tenido ya un par de encontronazos puntuales con Sánchez o, quizá, incluso de Pérez Rubalcaba, silencioso, pero no del todo inactivo, en su retiro universitario. Algunas de estas fuentes apuntan también a José Bono, que apoyó de manera inequívoca a Sánchez en su contencioso frente a Eduardo Madina por hacerse con la secretaría general del PSOE, pero lo cierto es que el ex presidente castellano-manchego, lanzado a ultimar el lanzamiento del segundo tomo de sus memorias, calla por el momento, mientras el terremoto se mueve en los pasillos subterráneos.

Parece, en principio, algo suicida que las entrañas del PSOE se remuevan precisamente cuando el partido parece repuntar algo en las encuestas y Sánchez se va afianzando en el liderazgo de lo más joven y renovador del  partido fundado por Pablo Iglesias y que ahora debería tener a otro Pablo Iglesias como principal rival a batir, y no a los propios correligionarios.  Puede, claro está, que ese sea el problema: que Pablo Sánchez no está siendo el líder de transición, sin personalidad propia, que algunos esperaban de él. Quizá no se ha mostrado lo suficientemente manejable a los ojos de algún 'buda' al que muchos jóvenes socialistas consideran fuera de onda, desprestigiado por sus muchas concomitancias económicas y hasta por un pasado que acabó en una desastrosa Legislatura, allá por mediados de los años noventa.

Puede que, ante la que está cayendo, se multipliquen ahora los mensajes 'oficiales' de unidad y de apoyo a Pedro Sánchez, incluso procedentes de Sevilla. Pero lo cierto es que son muchos los que atribuyen a Susana Díaz opiniones poco entusiastas acerca de la trayectoria de Sánchez, uno de cuyos principales errores acaso haya sido el apoyarse demasiado en su propia ejecutiva y nada en los 'externos'. Eso, al margen de otros errores reconocibles, entre los cuales, a mi juicio, está el descartar 'a priori' y tajantemente cualquier pacto 'con la derecha' tras las elecciones. Una decisión que me confirmó, de nuevo, ante una pregunta que le dirigí la pasada semana en un desayuno de Europa Press al que, por cierto, faltaron muchos 'veteranos' reconocibles del histórico partido, comenzando, desde luego, por Felipe González, que no se prodiga ni siquiera en las conmemoraciones del aniversario de la Constitución. Ese rechazo a un pacto 'de coalición' con el PP ha hecho, además de otras muchas cuestiones puntuales, que ahora la distancia entre los dos mayores partidos del arco parlamentario sea mayor que nunca. Y es que estamos ya mirando hacia las urnas...

Habrá, por tanto, protestas de unidad, desmentidos a lo que van narrando, o suponiendo, o hilvanando, los periódicos. Pero, como dicen en el noroeste de las meigas, puede que no existan, pero haberlas, haylas. Y este es un dato fundamental en un momento en el que la izquierda, y la izquierda a la izquierda del PSOE, se recompone, se estructura, pensando en el período electoral que se abre inmediatamente después de las navidades. Y es ese, precisamente, el gran quid de la cuestión: ¿cómo saldrán librados de las elecciones autonómicas y municipales un Mariano Rajoy que ya se ha lanzado a la batalla preelectoral y un Pedro Sánchez que aún no ha podido siquiera hacerlo, centrado como está en sumar apoyos regionales a su proyecto, por cierto el más novedoso que se presenta en el romo panorama político actual?

Porque no se puede olvidar que Sánchez llegó a la secretaría general tan tarde como a finales de julio, hace poco más de cuatro meses, incluyendo el paréntesis agosteño. Poco tiempo para consolidarse, para colmo encontrándose con problemas como los que afectan al secretario general de Madrid, Tomás Gómez, que es uno de sus apoyos y que se tambalea al frente de la federación tradicionalmente más inestable de cuantas tiene ese partido federal que es el PSOE: ahí tenemos, si no, la fotografía de quien fue nada menos que presidente socialista de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, en la primera fila del mitin de otro partido, Ciudadanos, hace dos días. 

Las dificultades, pues, se multiplican para Sánchez, a quien aquellos a los que derrotó en su camino hacia el principal despacho de Ferraz no acaban de olvidar. Ante eso, el secretario general no puede sino oponer una campaña de presencias crecientes, de lanzamiento de ideas novedosas, algunas de ellas quizá aún no del todo concretadas. Cuenta, por lo demás, con bastante apoyo mediático y con el respaldo, dicen los sondeos, de sectores de la ciudadanía que, hoy por hoy, le consideran una de las pocas soluciones a la vista, frágil solución, pero solución al fin, ante el marasmo.  Ahí tenemos, pues, otro más de los retos ante el apasionante 2015 que vamos a vivir: ¿sobrevivirá Sánchez al antinatural acoso de los propios, ya que no a la presión, lógica, de los adversarios?
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