Federalismo frente a independentismo

Mientras algunos dirigentes socialistas como el tal Pedro (Pere) Navarro se dedican a soltar plamplinas sobre la necesaria y urgente abdicación del Rey como si este país no tuviera problemas más urgentes que resolver y otros dirigentes se enrocan en las tesis independentistas del nacionalismo más radical, cobra mayor importancia la postura de aquellos "ya clásicos" que, como Felipe González o Alfonso Guerra, han salido al paso de sus camaradas catalanes poniendo de dulce al secretario general del PSC a quien Guerra dedica un taxativo "ese señor no me representa". Efectivamente, don Alfonso, Pedro Navarro, por no representar, ni representa a buena parte de los socialistas catalanes que le han elegido como mal menor ante el batacazo electoral de octubre. En este punto se echa de menos que Pepe Griñán no haya sido tan claro y contundente -aunque todos sabemos que el presidente andaluz es experto en nadar y guardar la ropa- con su socio de Gobierno, Diego Valderas, quien haciendo uso de sus ya clásicas gracietas antimonárquicas ha apostillado a Navarro de "piadoso y bondadoso por no haber pedido la abdicación de la Cara Real en pleno". Ja, que me parto y me troncho. ¡Qué arte más grande tiene el butanero de Bollullos! Se debería aplicar el cuento y abdicar, como le pide Gordillo y compañía y recogen sus estatutos, de su puesto de coordinador general de IULV-CA. ¿O es que donde dije digo, digo Diego? 

En fin, dejando a un lado las boutades y las cortinas de humo con las que algunos quieren esconder sus carencias intelectuales y políticas, quiero creerme que el "Pacto por Andalucía", que puso en marcha Griñán a principio de año y por el que nadie daba un duro, continua su andadura con paso firme gracias a la colaboración que el PSOE está encontrando en el resto de las fuerzas políticas andaluzas, comenzando por el propio PP-A. La reunión mantenida en el Parlamento por los cuatro principales partidos (PP, PSOE, IULV-CA y PA) para lograr un acuerdo de mínimos sobre la financiación y las medidas de transparencia resulta cuanto menos esperanzadora y abre la senda a otro tipos de acuerdos que puedan beneficiar al conjunto de la ciudadanía harta de coles sobre corrupción política. Ojalá y las distintas mesas creadas (concertación social, financiación, reforma de la Administración, municipalismo, educación, sanidad) sigan por este camino y se alcancen pactos que repercutan en la mejoría de un sistema que no atraviesa sus mejores momentos.

Con todo, lo que más me ha llamado la atención esta semana en el panorama político andaluz es la acogida que está teniendo la propuesta de federalismo cooperativo que lanzó Pepe Griñán y elaboró la Fundación Alfonso Perales. Lo que en principio parecía un nuevo "macguffin" del presidente para entretener al personal y cobrar protagonismo dentro de su partido, se está convirtiendo en toda una apuesta seria de reforma del actual Estado de las autonomías que las ansias independentistas de catalanes y vascos están colocando al pie del abismo. El texto, titulado "Por la reforma federal del Estado autonómico" fue aprobado el pasado 10 de enero en Carmona, será presentado el próximo 5 de marzo en Madrid y pocos días después en Barcelona y apuesta por un Estado "federal pluralista, social y cooperativo" que garantice "plena igualdad" entre territorios "no reñida con el reconocimiento de hechos diferenciales que reivindican otras comunidades y que tienen anclaje en la Constitución". Como "propuestas concretas" necesarias para articular este nuevo modelo federal, el documento incluye las reformas del Senado, del Poder Judicial, del sistema de distribución competencial y del sistema de financiación autonómica y apuesta por "definir expresamente en la Constitución la estructura del Estado, estableciendo cómo deben integrarse en él las distintas 'nacionalidades y regiones', introduciendo así un renovado principio legitimador de carácter federal". 

En principio, nada que objetar, al contrario, se trata de fórmula discutible o no de encarar la necesaria modernización de un Estado que se ha quedado anclado en los años ochenta del pasado siglo y que es necesario revisar para impedir derivas independentistas que rompan la baraja con la que jugamos todos los españoles. En contra de lo que algunos piensan, no me duelen prendas reconocer que el presidente de la Junta y secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán, ha estado hábil en plantear desde Andalucía esta propuesta que dará mucho que hablar cuando su partido y su lider, Alfredo Pérez Rubalcaba, atraviesan dífíciles momentos. A nadie le extrañaría que todas estas apuestas "nacionales" de Griñán sólo buscaran un fin: Ocupar más temprano que tarde el puesto que ahora ocupa Rubalcaba. Ya veremos si el tiempo me da la razón. Dicen que en política todo es posible y cosas más raras se han visto.