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Encantados de conocernos

Encantados de conocernos

lunes 23 de abril de 2007, 19:52h
La lectura que se hace de las elecciones presidenciales de este domingo en Francia se resume en una palabra: Éxito. ‘Le Monde’, uno de los periódicos de mayor relevancia del país galo, aplaude lo que entiende como “una doble victoria”: por una parte celebra “la democracia por ella misma” y por la otra, “contra los extremos”.
Estar orgulloso del sistema de gobierno bajo el que construimos nuestra sociedad es, hoy por hoy, un privilegio y, por supuesto, merece ser cantado; pero no como si fuera algo extraordinario. Así, de la misma manera, se tendría que decir que la Francia del 2002 también resultó triunfante, aunque fuera sólo por una razón: porque era democrática, y  sin embargo aquel no era el sentimiento que se tenía, al menos en la primera vuelta, porque supongo que, especialmente para ‘Le Monde’, la democracia se vivió en la segunda.

La victoria “contra los extremos” a pesar del verdadero sentir del pueblo tampoco me parece digno de festejos. Si los extremos, de izquierdas y derechas, no han salido tan bien parados como en otras ocasiones, no significa que los ciudadanos no tengan ideas radicales, las sientan como verdaderas y las pongan en práctica en su día a día. Lo que significa es que muchos franceses han respondido al llamamiento del ‘voto útil’ abandonando la suerte que les brinda su sistema republicano: acobardados, en vez de votar por los que mejor les representan, han votado contra los que piensan de forma opuesta, confiando su voto al menos malo desde el primer momento.

¿Es miedo lo que vitorea ‘Le Monde’? En esta campaña se ha hablado constantemente del miedo a que vuelva a arrasar la ultraderecha, del miedo a Sarkozy y sus medidas, del miedo que rehúsa Ségolène… Y tanto hablar del miedo al otro, de sus posturas radicales, de su incompatibilidad con las nuestras, del desastre que se avecina si el cambio lo provoca ella o la ruptura, él… se ha actuado con estas consecuencias.

François Bayrou
también entró en este juego, pero desde el centro, recogiendo algunas pelotas y, según le conviniera, lanzándolas a un lado o a otro. Sin embargo, Bayrou, destacada figura en este día de agujeta electoral, sí ha renovado al menos, durante la campaña, el panorama político bipartidista desde antes, incluso, de la llegada VI República prometida a diestro y siniestro.

La visión predominante es que Francia aprende de los errores y eso les ha llevado a no una, sino dos victorias. Me sorprende, pero bien es cierto que los franceses además de tener buen vino también saben venderlo.
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