El Gobierno cierra la legislatura y confirma oficialmente que las elecciones serán el próximo 9 de marzo

Al filo de los 16.00 horas finalizaba una sesión maratoniana en el Congreso de los Diputados: el ‘Pleno escoba’, la última sesión de esta legislatura a la que los presidentes del Congreso, Manuel Marín, y del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, han puesto su broche final. Primero, la emotiva despedida de Marín, no sólo como presidente de las Cortes Generales, sino también de la vida política activa. Luego, la del propio Rodríguez Zapatero ante los periodistas: “Tengo que anunciar a todos los ciudadanos que las elecciones generales se celebrarán el 9 de marzo. Con tal motivo, el 14 de enero se disolverán las Cortes”.

Este ‘Pleno escoba’, último de la VIII Legislatura, ha salido finalmente redondo para las tesis del Gobierno Zapatero: se ha levantado el veto impuesto en el Senado a los Presupuestos Generales del Estado para 2008, se ha denegado la enmienda del Senado para suprimir el canon digital, ese impuesto injusto a toda la ciudadanía creado por Rodríguez Zapatero para pagar a determinados artistas de la SGAE, se ha aprobado la Ley del Cine y el Grupo Socialista ha conseguido tirar de sus ‘socios’ para convalidar un más que cuestionado real decreto-ley por el que se minorará el valor de los derechos de emisión de gases de efecto invernadero asignados gratuitamente a los productores de energía eléctrica –nada menos que 1.500 millones de euros están en juego-, salvando la cara así a su ministro de Energía, Joan Clos.

Rodríguez Zapatero estaba, pues, feliz a la hora de dar por concluida la VIII Legislatura. Y, así, compareció breve pero intensamente ante los periodistas al final del Pleno para llevar su optimismo a los límites del Nirvana: primero, para valorar positivamente la “gran estabilidad y el acierto” de la política económica de su propio gobierno que, según sus propias palabras, ha conseguido que en esta legislatura se creen más de tres millones de puestos de trabajo y haya superávit en las cuentas públicas.

“Son un paso más en la buena cosecha de la economía y en la evolución de nuestro país”, dijo Zapatero a los periodistas, recalcando que por primera vez hemos superado a uno de los grandes europeos, Italia, en renta per cápita, y lanzando un reto para el futuro inmediato: “Ahora, el reto que tenemos por delante es Francia”. Ahí es nada. En ese punto, Zapatero dio por concluida la legislatura sin admitir ninguna pregunta, ya que salía de viaje oficial a Roma.

La emotiva despedida de Marín

Pero este fin de legislatura ha tenido cara y cruz. La cara, claro, la ha puesto Rodríguez Zapatero, como acabamos de señalar. La cruz la ha puesto el aún presidente del Congreso, Manuel Marín, que deja la política.

Ha sido la suya una despedida emotiva. Desde su sillón presidencial, antes de dar por finalizada oficialmente la legislatura, Marín ha dirigido unas sentidísimas palabras al respetable, entiendo por éste tanto a diputados como a periodistas para su traslado a la ciudadanía. Marín ha destacado su “independencia” en el cargo, que ha mantenido, es cierto, contra viento y marea y le ha granjeado los peores enemigos en su propio Grupo Parlamentario, el socialista.

Luego, un arrepentimiento sincero: “Si he molestado a alguien, si he herido a alguien, quiero pedirle perdón”. Ovación cerrada desde todos los escaños. Y luego, legado y herencia al próximo presidente –pocos creen que se cumplan los designios de Zapatero y el cargo sea ocupado por José Bono-, la reforma de la ‘casa’: “Ahí se la dejo, con resignación elegante. Doy por concluida la legislatura”. Más ovación.

Marín se despidió de los diputados desde una de las puertas de acceso al hemiciclo: a todos los dio la mano, pero hubo ‘caliente’ y ‘frío’, porque fría fue la despedida entre Marín y Rodríguez Zapatero, pero ‘caliente’ fue la que le propició el portavoz del Grupo Popular, Eduardo Zaplana. El presidente del PP, Mariano Rajoy, no fue ni frío ni caliente, pero más afectuosa que la del presidente del Gobierno.

En definitiva, ha sido una jornada dolida y doliente para algunos. Por ejemplo, para los que no volverán en la próxima legislatura, la novena, como los republicanos catalanistas Joan Puig y Rosa María Bonás; el primero, como candidato número dos por Gerona, tiene difícil la vuelta; la segunda la tiene prácticamente imposible. De hecho Bonás aparecía un tanto ‘rebotada’ con la decisión de su partido, ERC, en este último día de Legislatura.

Entre medias de tanta discusión, el Grupo Mixto, con José Antonio Labordeta a la cabeza, celebró una ‘comida de hermandad’ –‘potes’ y rock and roll, como decía jocosamente el propio Labordeta a Diariocrítico- con el dinero que le ha sobrado al Grupo. Un Grupo, por cierto, bastante heterogéneo: desde Uxue Barkos, de Na-Bai, a Begoña Lasagabaster, de EA; desde los tránsfugas Calomarde y Román Rodríguez, hasta los gallegos del BNG.