Zapatero es el primer Presidente desde la transición que lleva a cabo una remodelación ministerial tan amplia a sólo un año de constituirse el Gobierno. Nada menos que cinco ministros nuevos, una ministra que cambia de cartera, reorganización de ministerios, los de educación y sanidad, y creación de una nueva Vicepresidencia. Un cambio de esa naturaleza sólo se puede justificar para impulsar una nueva orientación de la política gubernamental que busque reconstruir los dañados cimientos de la economía en esta crisis española de tanta singularidad por más que esté inmersa en el contexto de una crisis internacional.
Sin embargo, si nos atenemos a la comparecencia del Presidente del Gobierno en su anuncio y explicación de este cambio no encontramos más argumentos que el de que los nuevos ministros se van a poner a trabajar pronto y mucho. Un argumento que sin duda es condición necesaria para acercarse a un objetivo pero no va a ninguna parte si no se define el objetivo y el rumbo a seguir.
Por ejemplo, ¿debemos entender que la ministra
Salgado va a presentar un nuevo programa de reformas que contribuyan a flexibilizar el mercado laboral facilitando las condiciones para el empleo y por tanto contribuyendo frenar ese mas que inquietante horizonte de los cinco millones de parados a los que no sólo caminamos sino que galopamos?.
O bien, ¿tenemos que pensar que la nueva Ministra de Economía va a proponer incentivos fiscales para autónomos y Pymes?
Y también, ¿por fin el Presidente del Gobierno ha entendido la urgente necesidad de dar un giro copernicano a la política educativa?, ¿ ha decidido que su nuevo ministro de Educación proponga un conjunto de medidas que forme adecuadamente a las personas y con ello facilite unos recursos humanos a nuestras empresas capaces de competir y salir de la cola europea en la que nos encontramos?.
Pues bien, Zapatero no ha dado ningún argumento que nos permita conocer el guión de este cambio tan amplio del Gobierno. ¿Y que ocurre si no hay texto?, se asemejaría a lo que veríamos en una obra de teatro constituida por una secuencia de escenas sin trama, sin argumento, esto es sin guión. ¿Qué veríamos?, observaríamos el continuo deambular de los actores en el escenario, entrando, saliendo, quedándose un rato, si saber cómo relacionarse entre ellos, descoordinados, cada uno buscándose su espacio, los más preparados tratando de elaborar su propio guión, etc. Veríamos, en suma, lo que hemos visto en este Gobierno que cambia cuando tenía un año de vida. Todo un récord.
Ahora habrá un buen número de nuevos actores, algunos de los que se incorporan tienen un palmarés tan sobresaliente como el Presidente de la Junta de Andalucía. Chaves ha sido llamado por Zapatero nada menos que para una nueva Vice Presidencia, no se explica porqué y desde luego es imposible comprender que pudiera ser no más que un retiro dorado después de sus veinte años en Andalucía, sólo se entiende si la única exigencia es el propio deambular en una obra sin guión.
No hay ninguna razón para creer que este cambio de Gobierno sea nada distinto a un cambio de actores, seguimos conocer cual es el rumbo. El problema es que la sociedad española está en una situación de emergencia y no se puede permitir UN GOBIERNO SIN GUIONISTA
Si (
No(
