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I Foro Abierto de Militantes del PP

Discurso íntegro de Mariano Rajoy

domingo 25 de enero de 2009, 17:21h
“Valores para un nuevo mundo”
Queridos amigos.
Hoy, quiero hacer un discurso distinto, un discurso para una época de crisis.
En este primer foro abierto de militantes del PP habéis escuchado a nuestros dirigentes.

Hay tres que van a batirse el cobre en Galicia, en el País Vasco
y en España entera. Alberto, Antonio y Jaime, representan lo
mejor de la familia popular: juventud, talento, experiencia y
fortaleza en las convicciones.

Queridos Alberto, Antonio y Jaime, sabéis que tenéis a todo el
Partido Popular, conmigo a la cabeza.


Juntos vamos a demostrarle a todo el mundo la grandeza y la
fuerza de lo que significa ser populares en España.

Sois los mejores y quiero que todo el mundo sepa que ya
estamos preparados.

Hoy, quiero que salgamos de aquí abrazados a una certeza:
¡Con ellos y con vosotros, salimos a ganar las próximas
elecciones!

Hemos trabajado y elaborado las mejores propuestas. Hemos
cumplido el mandato del Congreso de Valencia. Hemos abierto
el partido a la reflexión para combatir el escepticismo que
asfixia a tantos y el cinismo que alimentan algunos pocos.
Nuestro compromiso en Valencia no fue un brindis al sol, sino
la prueba de que no renunciamos a la rebeldía de mejorar las
cosas.

De vuestras aportaciones han surgido estas propuestas. Ellas
son nuestra hoja de ruta.

Os animo a hacerlas vuestras y a sacarlas al aire libre.

Os animo a difundirlas en vuestras casas, en el trabajo, entre
vuestros amigos. Sin intermediarios y directos a la cabeza y al
corazón de los españoles.

Hemos trabajado mucho celebrando los Congresos
Autonómicos y Provinciales de nuestro partido. Hoy tenemos
un partido renovado en toda España y con la maquinaria a
punto. Ahora toca trabajar, llegar a la gente y explicarle lo que
somos.

Os decía al principio que hoy voy a hacer un discurso distinto.
Llevo tiempo esperando este momento. Pero cada cosa tenía
su tiempo.

Hoy, más que nunca, estoy convencido de una cosa: para
anticipar y ganar el futuro es urgente pegarse a la piel del país
y escuchar sin miedo el latido de su cuerpo social.

Vivimos uno de esos momentos en los cuales las
incertidumbres y las dificultades diarias golpean la entereza y
la ilusión de los españoles.

Amigas y amigos, la crisis esa crisis de la que todo el mundo
habla tiene caras.

La crisis es ese hombre que ha perdido su salud y su dinero
luchando para pagar a sus trabajadores y el IVA a fin de mes.

La crisis es esa mujer que vale mucho, que cada día se le
reconoce menos su trabajo y su sacrificio personal.

La crisis es ese agricultor que no se benefició de a
espectacular subida de los precios de ayer pero sí padece la
caída del consumo de hoy.

La crisis es esa empleada de banca que se ve obligada a
negarle un crédito al cliente cumplidor de siempre, al que
ahora tiene que decirle que su formalidad de tantos años ya
no cuenta.

La crisis son esos ciudadanos convertidos en los justos que
pagan por los pecados de otros, son las caras de la crisis.
Como lo es, también, la crisis es esa persona que vino de
fuera y que se esforzó por contribuir a la prosperidad de
España, que invirtió aquí sus ahorros y que ahora ha perdido
su trabajo.

O el trabajador del automóvil afectado por un ERE o el
autónomo obligado a doblar su jornada de trabajo y a pesar de
ello sus ingresos no dejan de mermar.

La crisis no son sólo dígitos rojos sino son sueños rotos. Son
los proyectos vitales secuestrados por una realidad que el
Gobierno ya no puede ocultar más.

Pero hay que ver el futuro, hay que ver que tiene que pasar en
el más allá. La crisis nos deja algunas enseñanzas. De esas
enseñanzas todos debemos aprender.

La primera es que resulta dudoso que pueda operar con
eficacia un Gobierno que teme a la verdad, que falsea la
realidad, que no toma una sola medida acertada y que como
consecuencia ha arruinado la confianza de todo el mundo y
bloquea toda posibilidad de recuperación.

Lo diré con serenidad, pero voy a decir lo que pienso.
Yo le reprocho al gobierno la mentira, el engaño y la farsa
sostenida en un tiempo precioso que ya nadie nos devolverá. Y
muchos españoles también se lo reprochan.

Yo le reprocho al Gobierno que contemple el paro como una
calamidad que nos ha caído del cielo y que el cielo tendrá que
remediar. Yo se lo reprocho y muchos españoles también se lo
reprochan.

Yo le reprocho al Gobierno sus medidas equivocadas, sus
errores y sus chapuzas. Y muchos españoles también se lo
reprochan.

Yo reprocho al gobierno y a su presidente su soberbia. Que no
haya atendido ni una sola de las propuestas que le hemos
hecho; le reprocho que haya desdeñado la experiencia de
quienes conseguimos en su día superar una crisis económica.
Y muchos españoles también se lo reprochan.
Yo le reprocho al Gobierno que use el dinero público como si
no fuera de nadie.

El dinero público es de 45 millones de españoles con nombres
y apellidos que no pueden permitirse un Presidente manirroto
y un Gobierno pródigo con la riqueza de todos.

Yo le reprocho al gobierno la desconfianza que ha sembrado.
Los ciudadanos no tienen por qué saber lo que significa la
triple A en la calificación de un país. Pero nuestra obligación es
explicarles que además de la reputación económica de España
en el mundo, de esa calificación depende que puedan
conseguir préstamos más fáciles y baratos.

¿Por qué España ha perdido crédito? ¿Por qué a las
organizaciones financieras internacionales no les inspira
confianza la situación española?

Por una razón, porque ven al señor Rodríguez Zapatero y oyen
a señor Rodríguez Zapatero. Esa es la razón por la que hemos
perdido crédito.

Todo eso le reprocho al gobierno. Y todo eso es lo que le
reprochan al Gobierno millones y millones de españoles. Esta
es la primera enseñanza de la crisis, lo que un Gobierno jamás
debe hacer.

Pero amigas y amigos, la crisis nos deja más enseñanzas, que
son las más importantes, porque los gobiernos pueden
cambiar y cambian, y este va a cambiar pronto, pero hay
cosas, hay enseñanzas que también nos deja la crisis.
Construir sobre la desmesura no conduce a nada bueno.
La especulación, la imprudencia, la ventaja económica fácil, el
engaño, la audacia sin principios y la obtención del máximo
beneficio a partir de la ley del mínimo esfuerzo, no son buenos
aliados para nada, y menos aún para alcanzar una prosperidad
estable y duradera.

Algunos han olvidado que la verdadera prosperidad nace del
ejercicio continuado de valores que hacen fuerte a la persona
y su papel en la sociedad.

El individualismo posesivo y consumista que algunos han
fomentado hasta el infinito, la cultura de la satisfacción
inmediata y la del beneficio a cualquier precio, no son
instrumentos para construir una sociedad mejor.
Descuidar la prudencia, la austeridad, la sencillez, los valores
aprendidos de nuestros mayores y sustituir la paciencia
laboriosa del artesano por las prisas y por las escaramuzas del
especulador, han debilitado los fundamentos morales de
nuestra sociedad. Esa es una enseñanza de la crisis.
Pues bien, amigas y amigos, en esta situación es muy
importante saber cuál es la actitud que nosotros, los del
Partido Popular, debemos adoptar.

Tenemos que ofrecernos a los españoles para ayudar a resistir
el cerco de la incertidumbre; para vencer la angustia y para
romper el desamparo que tantos sienten ante la crisis en estos
difíciles momentos.

Si no entendemos al que sufre la crisis, no somos nada. Este
es el sentimiento con el que debemos forjar el nuevo
patriotismo al que pretendo convocaros hoy.

Tenemos que limpiar el buen nombre del futuro para que la
ilusión de vivir devuelva lo antes posible la alegría a los
españoles. España sin ilusión por el futuro pierde su identidad
más auténtica.

Hace ya muchos años el presidente Roosevelt dijo en un
momento que podría parecerse al presente: “sólo hay que
tener miedo al miedo mismo”.

Hoy, en España, lo veis todos los días, el verdadero enemigo
es el miedo al futuro y la verdadera valentía es la de aquellos
que están dispuestos a trabajar sin desmayo por la esperanza.
Esa es hoy la verdadera valentía.

Os diré una cosa que la creo profundamente.
Hay motivos para la esperanza y el primero es la sociedad
española.

Son los españoles que trabajan duro, que madrugan, que
trasnochan en turnos agotadores, que se ocupan de sus hijos,
de sus nietos, de sus mayores, de sus semejantes.

Esa es la mayoría de los españoles; no algunos listos que
circulan por ahí, esa es la mayoría de los españoles; la buena
gente; los que distinguen lo justo de lo injusto, lo correcto de
lo incorrecto y actúan en consecuencia.

Permitirme que os ponga un ejemplo que refleja muy bien lo
que son muchísimos españoles.

Esta misma semana he tenido la oportunidad de visitar uno de
los muchos comedores sociales que alimentan cada día a más
personas en nuestra sociedad.

Es una experiencia que aconsejo a todos, es una realidad que
cada uno de nosotros debería conocer de primera mano,
porque ahí es donde cobra su mejor significado la palabra
solidaridad.

Lo que quiero deciros es que todos deberíamos saber que
esas cocinas económicas ya no sólo alimentan a personas que
la vida ha arrojado a las cunetas de la sociedad.

Esa asistencia ha aumentado en pocos meses en más de un 40
%. Algo está cambiando en España y nosotros debemos sentir
ese cambio. Eso es muy indicativo de que algo ha cambiado en
España y nosotros debemos sentir ese cambio.

La crisis está ampliando las cunetas y estrechando los caminos
de nuestro país. Y esa es la cruda realidad.

El proceso de empobrecimiento de España ya ha empezado, y
afecta a todos, y no os podéis hacer idea de quienes son esos
todos.

Pero, queridos amigos, volvamos por un instante ese comedor
social de la periferia del sur de Madrid.

Allí me ocurrió algo que no esperaba y que os voy a contar.
Allí me encontré con el rostro real de la crisis, pero también
descubrí el rostro de la esperanza que nos debe ayudar a
confiar en el futuro.

Junto a la amargura y junto al dolor de todos los que allí
acuden en busca de alimento y abrigo, y a muchos les tiene
que costar muchísimo. Junta a esas personas sentí también la
fuerza del ejemplo de gente con principios, de gente
responsable y valiosa que dedica lo mejor de su vida a atender
a los más necesitados.

No tuve que viajar al Tercer Mundo para encontrarme con tres
personas excepcionales. Tres personas de bien que se llaman
Cándido, Ana y Antonio.

Lo que os quiero decir es que ellos y tantos otros voluntarios
de distinta condición y edad, son los héroes silenciosos que
España necesita para combatir la crisis.

Os hablo de un físico jubilado, una joven trabajadora social y
un abuelo que fue empleado de banca y que ahora dedican su
vida a ayudar a los que sufren.

Quiero daros las gracias por vuestro ejemplo. Esta es la
prueba de que tenemos motivos para mirar con ilusión el
futuro.

Los españoles, lo más importante, lo primero los españoles.
Amigas y amigos tenemos a los españoles. Y tenemos la
historia la grande la pequeña, la antigua y la del día a día lo
demuestran. Ahora lo que necesitamos es una política
económica alternativa como la del partido popular. Hoy
podemos decir con satisfacción que esa alternativa la hemos
enriquecido y la mejorado con vuestras propuestas.

Pero no basta con un plan económico. Necesitamos recuperar
los valores que puedan sostenerlo. Hay que recuperar esos
valores, porque llevan cuatro años sufriendo malos tratos por
parte del Gobierno de España.

Y ese es el reto más importante del Partido Popular.
Hay que dar la batalla de las ideas. Hay que explicar, porque
es verdad, que una sociedad vacía de valores será peor y
además será más pobre. Y esa batalla la vamos a dar con
nuestro discurso, amigas y amigos, y la vamos a dar con
nuestra conducta.

Porque amigas y amigos,

Creemos que la ley está para que se cumpla y no para que los
delincuentes se burlen de la justicia. Hay que terminar con el
crimen del día siguiente que consiste en que el delincuente
entra por una puerta y sale por la de atrás.

Nosotros creemos que la palabra dada tiene un valor. Ya está
bien de que los versos de la campaña electoral se conviertan
en una prosa irreconocible en el Gobierno, como sucede con el
señor Rodríguez Zapatero, ya está bien.

Nosotros, y la inmensa mayoría, creemos que la verdad no es
lo mismo que la mentira, porque no es lo mismo el pleno
empleo que ganar el record de parados en un año. No es lo
mismo.

Nosotros creemos que el respeto a los padres, a los mayores,
y la buena educación no es un resabio autoritario, sino un
camino sabio para el crecimiento de nuestros hijos y de
nuestros jóvenes.

Nosotros creemos que la tolerancia no se predica sino que se
practica. Nosotros creemos que no se puede predicar la
Alianza de las Civilizaciones y la paz infinita, y al mismo
tiempo duplicar la venta de armas al tercer mundo como ha
hecho el señor Rodríguez Zapatero, que lo explique.

Nosotros creemos que al terrorista no se le puede conceder ni
un milímetro de espacio desde el que se le permita golpear
una sola fibra de nuestra sociedad democrática. Ni un
milímetro de espacio. Al terrorismo hay que derrotarlo.
Nosotros creemos que España es una nación. La nación más
vieja de Europa, con más de 500 años de historia. creemos en
España como proyecto de futuro, y creemos en la Constitución
Española, y creemos que no es lo mismo una chapuza que un
estado que sea capaz de garantizar, la igualdad, la cohesión y
la solidaridad. España es una nación y no la suma de 17
territorios, es una nación.

Creemos que hay que recuperar valores como el trabajo bien
hecho, la austeridad, el espíritu de superación frente a los
obstáculos, eso es lo que intentamos inculcarles a nuestros
niños desde pequeños. Si no te sale a la primera, pues lo
intentas dos, tres, cuatro, cinco y seis veces. Espíritu de
superación. El esfuerzo, el mérito y eso que llamamos espíritu
cívico que no es sino la responsabilidad que nos impulsa a
contribuir al bien común.

Todos estos valores están en crisis, y demandan con urgencia
su propio plan de rescate.

Nos urge rescatar del abandono todos esos valores que el
Señor Rodríguez Zapatero menosprecia y maltrata como si
fueran incordios prescindibles. Pues no lo son, porque esos son
los fundamentos de una sociedad que puede mejorar y puede
progresar, pues no lo son.

Esa es nuestra tarea, nuestro principal objetivo.
Eso es lo que nos piden los españoles, lo que esperan de
nosotros nuestros votantes, y lo que nos exigen nuestros
militantes.

Eso es lo que quieren de nosotros, recuperar esos valores
abandonados por este Gobierno y hacerlo con un partido unido
y cohesionado. Y yo me comprometo a garantizar la unidad y
cohesión de este partido, pase lo que pase.

Hay algo que está por encima del interés de cualquier
militante, sea el que fuere: es el Partido. Y hay algo que está
por encima de los intereses del partido, sean cuales fueren:
son los españoles. Estamos aquí para servir a los españoles y
para nada más. Porque si no para que estamos en la vida
política, ¿para tener un puesto o qué?

Y los tiempos que vivimos hoy exigen de todos, y de mí, más
responsabilidad y grandeza. No podemos permitirnos el lujo de
distraernos de lo realmente importante y grandeza porque
somos un referente para millones de españoles, que nos han
dado su voto, y su confianza y eso vale más que muchas
cosas, no tiene un valor material, pero tiene un valor
sentimental muy fuerte, es su confianza.

Somos un referente para la sociedad española. Yo garantizo
que responderemos a esa confianza y sé que vosotros me
acompañaréis en ello.

Ya se que hay por ahí, fuera de nuestro partido, otros que
están a otras cosas, todos lo sabemos, pero la inmensa
mayoría mucho más del 99%, está en lo que nosotros hemos
hablado aquí, está en la crisis, la economía, está en sus
valores, en la educación. En eso está la mayoría de la gente. Y
ahí tenemos que estar nosotros, en lo grande en lo importante
y no en lo pequeño.

Con fortaleza, la fortaleza interior es básica. Y la fortaleza te la
da el decir lo que piensas, actuar con arreglo a lo que tú crees
que es mejor, el saber lo que tienes que hacer, y eso es el
Partido Popular y ahí es donde debemos estar todos. Yo os
digo que sé lo que tengo que hacer, que se lo que pienso, que
cumplo el mandato de un partido y estaré siempre dando la
batalla de las ideas y para mejorar la sociedad española y no
para otras cosas.

Voy terminando.

Somos desde hace algunos años la octava potencia económica
del mundo, pero los españoles deben saber, y lo saben, que si
no reaccionamos a tiempo esa prosperidad, que creíamos consolidada y segura, está en riesgo por la pasividad y las
mentiras del gobierno.

La realidad mundial nos conduce irremediablemente a un
mundo de competencia acelerada, en donde los mejores
encontrarán un lugar para decidir el futuro y los apáticos serán
apartados del tablero. Eso va a pasar así, nos guste o no nos
guste y España tiene que estar entre los primeros, a la cabeza
de quienes lideren el éxito frente a la crisis, y eso exige que
adoptemos un modelo de crecimiento a la altura del siglo XXI.
Tenemos que abordar reformas profundas y las propuestas de
este Foro, son nuestra contribución frente al desafío global que
enfrenta España.

Nos corresponde a nosotros devolver el prestigio social a los
emprendedores, porque serán ellos, y no el cielo como cree el
Gobierno, quienes restauren el crecimiento, tenemos que
ayudarles a liberar las barreras burocráticas que dificultan la
creación de riqueza.

Tenemos que exigirle al Gobierno que desatasque los bancos y
libere el dinero de todos. Un banco que no presta dinero no es
un banco, y no cumple su función.

No es momento para manifestar como hacen algunos
optimismos de cinco años, ni para caer en el pesimismo, es el
momento para actuar con realismo. Un realismo responsable,
es a lo que yo os convoco hoy, a un nuevo patriotismo para
rescatar de la senda de la prosperidad, y solo así
recuperaremos la confianza y podremos lograr que la mayoría
de los españoles nos sigan con la ilusión de quien vuelve a
confiar en el futuro.

Vamos a proyectar nuestra alternativa de centro reformista
desde el ejercicio responsable de la oposición. Responsable en la defensa del interés general y responsable en la denuncia de
su olvido.

Todo el mundo sabe que hemos ofrecido a este Gobierno una
alternativa económica, un programa de medidas completo
para hacer frente a la crisis. Y todo el mundo sabe que el
Gobierno lo ha desdeñado por arrogancia, por sectarismo y
por cobardía, todo el mundo lo sabe.

Y cada día que pasa la realidad se encarga de demostrar lo
cara que les sale a los españoles la pasividad del Gobierno.
Cada negocio cerrado es un motivo para pedir al señor
Rodríguez Zapatero una rectificación completa de su política.
Cada empleo perdido una razón para exigir un urgente cambio
de rumbo.

Hoy, hemos renovado nuestro programa de soluciones a la
parálisis decepcionante que nos ofrece este Gobierno.
De este Foro abierto el Partido Popular ofrece a toda la
sociedad española, a toda, incluido el Gobierno, una
alternativa de esperanza, un guión distinto a este goteo de
desánimo.

Esa es la grandeza de la democracia, la capacidad de ofrecer
una alternativa.

Queridos amigos, la verdad, la crisis va a ser larga y dura pero
la ilusión que me inspira es que de nosotros depende que esa
travesía sea más corta y menos amarga.
Los españoles nos jugamos mucho, nos lo jugamos casi todo:
nuestra prosperidad, nuestros valores, el futuro de nuestros
hijos.

Las circunstancias nos han puesto a todos en una situación de
enorme dificultad y para hacerle frente tenemos que recurrir a
lo mejor de nosotros.

Tenemos la oportunidad de salir más fuertes de esta crisis si le
hacemos frente con generosidad, con responsabilidad y con un
renovado patriotismo.

Recuperar nuestros niveles de bienestar exige inevitablemente
recuperar los valores perdidos. Unos y otros van
indisolublemente unidos. Esta es la principal y más provechosa
lección que hemos aprendido de esta crisis

Termino ya.

Las obras políticas o son colectivas o no son.
Tenemos ante nosotros, ante todos nosotros una gigantesca
obra política por hacer: devolver a la sociedad española la
prosperidad económica y el orgullo de las cosas bien hechas.
Yo os necesito, a todos, y lo digo, os necesita vuestro partido,
a todos, y lo digo, y os necesita vuestro país, España.
Muchas gracias.
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