Los 9 integrantes de la organización juvenil que ejerce como cantera de ETA que han sido arrestados después de que lograsen escapar de la operación que en noviembre se saldó con la detención de una treintena de sus compañeros tan sólo habían conseguido engrosar la 'lista de espera' de aspirantes a terroristas.
Una quincena lograron huir de aquel operativo desplegado por la Guardia Civil en el País Vasco y Navarra, incluidos algunos de los principales dirigentes. A partir de ahí, las fuerzas de seguridad centraron sus esfuerzos en localizar a los huidos sospechando de que muchos de ellos tuviesen la intención de cruzar la frontera -'muga'- de los Pirineos para dar el salto a las filas de ETA.
Sin embargo, las fuentes consultadas indican que en muchos casos no son acogidos por la dirección de la banda en Francia, bien por falta de infraestructura o sencillamente porque son rechazados por sus características.
En estos casos, los huidos pueden permanecer en la clandestinidad en el sur de Francia a la espera de una llamada que puede tardar semanas o meses en producirse. Incluso en el caso de que sean rechazados, el regreso a España aumenta considerablemente el riesgo de una detención. Por ello, mientras aguardan en territorio galo, en la mayoría de los casos son las propias familias las que consiguen enviarles dinero para subsistir en la clandestinidad, explican estas fuentes.
El Ministerio del Interior llegó a incluir la foto de 14 huidos de aquella operación. Desde ese momento pasaban a ser considerados entre los más buscados. En esa lista todavía permanecen seis huidos. Se trata de Eneko Agirregabiria, Jon Etxeberría, Iñaki Imaz, Javier Aguirre, Oier Oa y Raúl Aduna. Sin embargo, desde que se realizó aquella operación, han sido detenidos hasta nueve huidos cuya situación y su perfil no era el habitual de un pistolero de ETA en la clandestinidad.
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