Crítica de la obra de teatro 'Historia de una oveja': huyendo a la deriva

Un montaje conmovedor, tierno y de permanente y de desgraciada actualidad, las migraciones, es el regalo que nos han traído a la Sala Fernando Arrabal (Nave 11), de Naves del Español en Matadero Madrid dos compañías colombianas asociadas durante el primer fin de semana de este mes de mayo. Se trata de ‘Historia de una oveja’, levantada al alimón por Teatro Colón de Bogotá y Teatro Petra, escrito y dirigido con inmenso acierto por Fabio Rubiano, al frente de un elenco formidable y entregado, que muestra sobre el escenario un fenomenal trabajo de interpretación: Marcela Valencia, Juanita Cetina, Julián Román, Derly Neira y el propio Fabio Rubiano.

El montaje, llevado adelante con los medios técnicos y económicos justos, se compensa con creces a base de imaginación y de aciertos que hacen de ‘Historia de una oveja’, una propuesta escénica sobre migrantes (“internos espontáneos”, los llama Fabio Rubiano) y sobre migraciones, entrañable, conmovedora, escalofriante, mágica y realista a la vez. En él se narra la historia de un grupo de habitantes de un lejano pueblo colombiano, la Vereda del Santo José, quienes, después de nueve años de periplo a la deriva, sin rumbo cierto, vuelven al punto de partida, su propio pueblo al que ya no reconocen, y tienen que replantearse la posibilidad de seguir migrando, de seguir huyendo eternamente.

La extraña troupe de forzados migrantes son la oveja Berenée (entrañable, genial Marcela Valenciano), un animal humanizado que toma las situaciones como un juego, la mejor y la más ingenua forma de tratar de hacer frente a tanta adversidad; la Niña Tránsito (espléndida Juana Cecinas), que muy pronto aprende que el silencio es el mejor aliado para sobrevivir, y el egipcio Alí, (soberbio Julián Román) que salió de su país huyendo de las Guerras del desierto, para verse aquí obligado a hacer otro tanto con el fin de tratar de escapar de la voracidad insaciable de muerte de los cazadores. Y con ellos, un personaje (imponente Derly Neira) aparentemente secundario, que se pasa el montaje yendo de acá para allá, recogiendo con todo respeto enseres y vestimenta de los muertos de Santo José; y, en fin, el Ovejo Maldonado (magnífico también como actor Fabio Rubiano), que se multiplica en varios personajes más (una trabajadora de Cruz Roja, un inspector de carreteras, el simpatiquísimo director de un taller de autoayuda que implica metateatralmente también al público.

En su huida desesperada, los personajes transitan por veredas, llanuras y montañas, por pueblos y ciudades, en donde siempre levantan la sospecha de autoridades y autóctonos, pero su solidaridad, su sentido del humor ante tanta adversidad y su inteligencia les permiten sobrevivir, a pesar de las carencias, los peligros y la incertidumbre que les acompaña y les asedia.

Y, como sucede en las historias bien contadas, son las mismas conmovedoras y sentidas palabras de la oveja Berenée las que introducen y despiden la fábula, cerrando así un círculo perfecto, siempre nuevo y siempre viejo, que es la vida del ser humano: “digo trabalenguas para que no se me olvide mi nombre, mi género, mi raza, mi casa…”. Una propuesta sorprendente, cercana, tierna y dura a la vez. Imprescindible.

‘Historia de una oveja’

Dramaturgia y dirección Fabio Rubiano

Con Marcela Valencia, Juanita Cetina, Julián Román, Derly Neira y Fabio Rubiano

Dirección de arte: Hernán García

Diseño de sonido y Ayudante de dirección: Daniela Leiva

Diseño de iluminación: Adelio Leiva

Una producción de Teatro Colón de Bogotá y Teatro Petra

Naves del Español en Matadero, Madrid

3, 4 y 5 de mayo de 2024