ETA: lo que tiene que hacer Zapatero

lunes 06 de septiembre de 2010, 12:03h

Una vez conocidas las condiciones de los asesinos de ETA, lo que toca es pensar como sociedad, como Estado. España, el Gobierno que nos representa, y el conjunto de la ciudadanía, conoce bien a esta banda de terroristas. Es la enésima tregua, y quizás una de las menos convincentes. Las dos últimas, la de 1998 y la de 2006, venían con aires de esperanza, pensando en que sus palabras pudieran, quizás, tener algo de cierto, cuando hablaban de "alto el fuego permanente" o fin de las acciones armadas. Ahora no. Cuatro años después de su último engaño, ETA habla nada más que de un cese de violencia pero sin especificar en qué términos y condiciones. Y, por supuesto, sin verificación de mediadores internacionales.

La mejor prueba del fracaso de la banda es que no ha habido ni una sola verdadera manifestación optimista y de alegría en los partidos políticos democráticos. Más bien desilusión e incredulidad. ETA ha agotado todos sus posibles créditos con acciones pasadas y la realidad es que si hoy en día está en la situación que está, es porque las acciones policiales contra su estructura la ha dejado al borde del caos total.

La izquierda abertzale, posiblemente con el único objetivo de volver a las urnas en las próximas municipales de la primavera de 2011, había pedido en los últimos meses a ETA que anunciara esta

tregua, aunque solicitando que tuviera un carácter permanente para un futuro democrático en la búsqueda de la independencia del País Vasco. Eso no ha llegado, y ahora toca sufrir las consecuencias. ETA no ha convencido ni a los suyos. Es la realidad.

Y ante ese panorama... ¿qué debe hacer el Gobierno de Zapatero? Las primeras manifestaciones han venido de manos de Rubalcaba, y parece que convencen a la mayoría de las fuerzas democráticas: nada de conceder ni un metro a ETA mientras que no presente otro tipo de tregua: permanente y con entrega de las armas. La rendición, dicho de otra manera. Yo digo más: entrega de armas y entrega de todos sus miembros buscados por la Justicia por delitos de sangre. No puede haber más concesiones tras las últimas 'traiciones' en las dos últimas treguas y la sociedad está cansada de confiar en un futuro idílico sin violencia etarra.

Hechos, y no promesas, es lo que se pide. Ahora bien: debe haber unidad política para conceder un crédito al Gobierno socialista, por mucho que éste atraviese su peor momento en cuando a imagen y credibilidad se refiere. Esto es ya son tarea y actitud de Estado, no de partido. Y por mucho que graves acusaciones contra Zapatero y el PSOE han llovido en estos años, es hora de caminar juntos para un fin común: acabar con ETA y su violencia.

Pablo M. Beleña
Director Diariocrítico.com