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España, a salvo de momento del fenómeno creciente de la extrema derecha mundial
(Foto: EP)

España, a salvo de momento del fenómeno creciente de la extrema derecha mundial

miércoles 23 de noviembre de 2016, 08:10h

Nadie está a salvo del populismo de derechas, pero nuestro país tiene mejor salud en este aspecto. España parece estar "anestesiada" por el momento frente al auge que los partidos de extrema derecha han experimentado en otros países europeos y cuyo resultado obedece principalmente al rechazo que, por diversos motivos, sienten una parte de los ciudadanos hacia la globalización, han señalado expertos del Real Instituto Elcano durante la presentación de un estudio.

Miguel Otero y Federico Steinberg han tratado de explicar en su informe, 'Causas del rechazo a la globalización: más allá de la desigualdad y la xenofobia', los motivos detrás de la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, del Brexit en Reino Unido o el auge de partidos de extrema derecha como el Frente Nacional francés de Marine Le Pen.

Según ha reconocido Steinberg, en el caso de España "el elemento de racismo y xenofobia afortunadamente" no se está produciendo, como sí está ocurriendo en Estados Unidos y en los países del norte de Europa, lo cual no significa que no pueda surgir, "aunque de momento estamos más anestesiados" que otros.

Una de las razones, en su opinión, es que el propio sistema electoral español "hace difícil conseguir representación", aunque sí existen partidos de extrema derecha propiamente dichos y "puede que haya votantes dispuestos a apoyarlos". Sin embargo, estos votantes consideran que "no merece la pena votarles porque su voto se va a perder", ha añadido.

Otro elemento clave es, a su juicio, "la herencia del Franquismo y que determinadas conductas estén mal vistas en España", quizá porque la experiencia es mucho más reciente que para el resto de Europa, que se retrotrae a antes de la Segunda Guerra Mundial.

También podría explicar esta ausencia de partidos de extrema derecha con representación parlamentaria el hecho de que ha España han llegado principalmente inmigrantes latinoamericanos, hispanohablantes y católicos, mientras que a otros países europeos han llegado muchos más musulmanes, ha agregado.

En este punto, Otero ha puntualizado que la inmigración en España es todavía mayoritariamente de primera generación, mientras que en países como Francia y otros ya son de segunda o tercera generación. "Estas personas no se han integrado bien y esto ha generado problemas", ha resaltado, subrayando la importancia de que España aprenda de esta experiencia.

Por otra parte, Steinberg ha puesto el acento en que en España la "identidad nacional es débil" frente al sentimiento de identidad nacional mucho más fuerte que se ve en países como Francia o Estados Unidos.

Enfado de la ciudadanía

Según Steinberg, a nivel mundial, sobre todo en Occidente, "la gente tiene razones y derecho a estar enfadada y no es una solución mirar para otro lado como se ha hecho en los últimos años".

En este sentido, ha defendido que para poder resolver esta situación lo primero es "reconocer que no es un problema de comunicación" y que no se ha explicado bien a los ciudadanos que la globalización les beneficia, sino admitir que "hay gente a la que no le va bien" como consecuencia de ello.

Los dos expertos han identificado 5 causas, todas ellas interrelacionadas, que explican el creciente descontento ciudadano con la globlalización y con la clase gobernante.

La primera de ellas es de tipo económico y viene motivada porque aunque la globalización ha permitido sacar de la pobreza a unos 1.500 millones de personas también ha acarreado "una disminución del nivel de vida de las clases medias y bajas en Occidente" que han visto como sus salarios no han mejorado y que ahora están convencidas de que sus hijos vivirán peor que ellos.

La segunda tiene que ver con la identidad y la cultura. El racismo y la xenofobia "parecen haber salido del armario en los últimos tiempos tras haber estado guardados desde la Segunda Guerra Mundial", ha subrayado Steinberg. Esto es más evidente en países con una fuerte identidad nacional donde, tras décadas de inmigración, sus ciudadanos temen que los valores de dicha identidad "se vayan diluyendo", ha añadido.

En tercer lugar, han situado el impacto de las nuevas tecnologías. Según Otero, la tecnología ha conllevado "pérdidas de puestos de trabajo" tanto en sectores como la industria pero cada vez más también en el de los servicios. Dado que el impacto en la pérdida de trabajo ha sido sobre todo en aquellos puestos que no requieren una alta cualificación, se produce entre quienes pierden su trabajo una resistencia a la modernidad.

La tecnología genera, ha añadido el investigador de Elcano, una brecha generacional, donde los mayores se ven superados, y entre "el mundo rural y el urbano", donde quienes viven en las zonas rurales se sienten "fuera de la ola de la globalización", algo que, ha añadido, ha quedado de manifiesto en las recientes elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Por otra parte, como cuarta causa, identifican el hecho de que el Estado de bienestar "crea proteccionismo". Con el paso del tiempo, ha explicado Otero, aparecen "grupos de interés que se vuelven proteccionistas", como por ejemplo los pensionistas o los funcionarios, y que quieren mantener su beneficios adquiridos, aunque ello pase por mayor proteccionismo y aumentar los aranceles.

Por último han señalado a la "crisis de la democracia representativa". "Mucha gente no se siente representada" por los partidos tradicionales y hay una "desconexión enorme entre las elites y la población", ha destacado Otero. Esto podría deberse, entre otros, a que dichas elites tienen una formación liberal que no siempre coincide con la de los ciudadanos y que en algunos casos está resultando ser la minoritaria.

Soluciones

Ante este panorama, los investigadores de Elcano han formulado una serie de posibles soluciones. En primer lugar, una mejor distribución de la riqueza ya que la globalización ha traído consigo una "plutocracia que se siente que no paga lo que corresponde" del precio aparejado a la misma.

Frente al racismo y la xenofobia, es necesario atender las causas que lo originan y mejores políticas de integración de los inmigrantes y refugiados. "Las sociedades culturalmente más diversas tienden a ser más innovadoras y potencialmente más ricas", ha sostenido Steinberg.

Ante el rechazo a las tecnologías consideran necesaria mejorar la educación y la innovación, mientras que respecto al estado de bienestar apuestan por "repensar algunos elementos para hacerlo sostenible en el siglo XXI.

En lo que respecta a la crisis de la democracia representativa, apuestan por un acercamiento de los métodos de decisión a los ciudadanos aunque "sin llegar a celebrar referéndum para cada detalle", ha puntualizado Otero.

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