El primer debate entre los candidatos presidenciales, Kamala Harris y Donald Trump, ha sido un golpe en la mesa de los demócratas para quitarse el mal sabor de boca del anterior.
Ha sido el primer debate cara a cara de Harris contra Trump desde que Joe Biden abandonó la carrera presidencial hace unos meses. Precisamente el punto de inflexión llegó tras su debate contra el republicano, quien le superó y Biden pareció estar totalmente desubicado.
Pero Harris, consciente de que era un punto trascendental para su candidatura, ha sacado todo su arsenal y ha dejado a Trump en mal lugar.
Ha sacado su vena de fiscal y la demócrata ha atacado con dureza a su contrincante logrando sacarle de sus casillas. Trump se mostró muy a la defensiva con un tono que evidenciaba que no estaba cómodo.
Tensión y muchos reproches
Kamala Harris ha sabido atacar a Trump, pero él no se ha quedado corto. Los reproches han sido la tónica habitual del debate.
Trump ha permanecido impasible cuando le tocaba el turno a Harris, sin mirarla, a modo de desprecio.
Contrariamente, la demócrata sí ha mirado y mostrado interés mientras hablaba su interlocutor.
Muchos dan por ganadora a Harris, pues supo mantener su discurso y respuestas pese al tono incendiario de Trump que roza el insulto.
Incluso los moderadores tuvieron que intervenir en alguna ocasión para desmentir proclamas que hizo Trump, dejándole totalmente desubicado.
Pero según los expertos, la clave de este debate han sido los indecisos, pues ninguno de los que tuviese ya claro su voto ha podido ver algo novedoso que le haga cambiar de bando.
Y es que según las encuestas, el voto de los indecisos será clave y cambiará la balanza radicalmente. Es ahí a quien los candidatos tienen que apelar.