El Papa Francisco mencionó las últimas palabras de Jesucristo, "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu", durante la lectura del evangelio en la misa de funeral por el difunto Benedicto XVI, celebrada este jueves por la mañana en la Plaza de San Pedro.
Unos 50.000 fieles acudieron al acto en la célebre plaza, que se basó en una ceremonia sobria en un ambiente de oración, con aplausos mientras entraba en procesión el féretro, sobre el que se colocó un evangelio abierto.
Francisco, en su homilía, aseguró que su antecesor, el alemán Joseph Ratzinger, "testificó en vida" el evangelio: "Encomendemos a nuestro hermano en las manos del Señor".
La multitud pidió santificar cuanto antes a Benedicto entre gritos: "¡Santo ya!".
A las 8.45 entraba en procesión ese féretro de roble con el cuerpo del Papa emérito. La comitiva dejaba el ataúd en el centro del atrio de la iglesia, colocando el féretro sobre una alfombra. En la tarde de ayer se realizaba el rito de cierre del féretro: el féretro es triple, con una primera cubierta de ciprés, otra en zinc y una última en roble. En su interior se encuentran una biblia, monedas y medallas del pontificado y el palio.
La imagen del ataúd de madera con la Palabra de Dios recordó al del funeral de Juan Pablo II, que fue el entonces cardenal Ratzinger quien lo celebró.
Los asistentes hicieron cola durante más de una hora a partir desde las 5:30 horas, siendo sometidos a controles rápidos de seguridad, en una Roma blindada por la policía y envuelta en las primeras horas de la mañana por una espesa niebla.
Estos días habían rendido homenaje al cuerpo del Papa Emérito expuesto durante 3 jornadas en la Basílica de San Pedro. Una capilla ardiente a la que acudieron fieles y peregrinos, además de autoridades y representantes civiles de varios países.
Benedicto había pedido como voluntad que todos los actos, el funeral incluido, fueran "sobrios".
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