¿Ayuda o control?

El municipio del delta del Ebro de Carmarles y ha iniciado una nueva experiencia que es la de hacer participar a todos los vecinos que quieran en el control del maltrato de genero. Se ha establecido una especie de asociación de voluntarios que en base a indicios ayudarán a que aquellas mujeres que sufran maltratos y no se atrevan a denunciarlos serán vigiladas por sus convecinos para a través de indicios deducir que pueden estar siendo maltratadas y no se atreven a denunciarlo. La medida ha sido acogida de manera positiva por muchos medios de comunicación. Como dato “positivo” adicional se explicaba que hasta el párroco se ha apuntado a los voluntarios.

Yo confieso que me he quedado perplejo ante tal noticia porque creo que tanto la creación de dicha asociación como el entusiasmo de algunos medios en publicitarla me ha recordado épocas pasadas y con confidentes por inicios por otros temas. Desde que tenemos noticias de la existencia del ser humano en el planeta ha habido iniciativas semejantes y todas han conducido al fracaso y a la destrucción de libertades. Hasta en la Biblia tenemos ejemplos. Eso se llama confidentes y hubo muchos y en muchas situaciones. Era cuestión de vigilar si el vecino incumplía alguna regla y denunciarlo para que actuasen los poderes públicos. A mi sinceramente la medida me recuerda aquello del filósofo del “homo homini lupus”. Cuantas confidencias llevaron a grandes desastres personales. Los hubo en nuestra postguerra a montones y también en la Alemania nazi, y en las épocas inquisitoriales. Que, tal y como se presentaba la noticia, la conversación de peluquería, los comentarios de los niños en la escuela, el hecho de no ir a la panadería durante tres días sirvan para denunciar casos de violencia sexista me parece un poco mucho exagerado.

    Y que se apunten a publicitarlo los medios de comunicación me demuestra que estamos ante una sociedad enfermiza y con síntomas graves.


Raimón Martínez Fraile
Barcelona, 9 de diciembre del 2008