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Pero ¿nadie va a defender a Revilla?

martes 27 de octubre de 2009, 09:48h
Leo lo que ha pasado con las declaraciones de éste nuestro presidente regional, despreocupado y lenguaraz donde los haya, especialmente cuando hay cámaras delante. Revilla critica que haya parados que no trabajan porque no quieren, y dice que es una verdad que todos conocemos, aunque no la digamos en voz alta. Y después se le tira todo el mundo encima: el PP, los sindicatos... como si hubiera descubierto la pólvora.

   Y yo digo: ¿de verdad es para tanto? Yo lo siento, pero estoy de acuerdo con el presi. Otras veces no, no soy una pelota regionalista que manda a misa todo lo que Revilla dice, de hecho, no siempre me cae bien. Pero esta vez le secundo.

  Estoy harta, desde que entré en la facultad, de ver lo mismo: por una parte, los desgraciados que cogíamos cualquier curro para sacarnos unos duros, o ni siquiera: los que aceptábamos prácticas no remuneradas y sin contrato con tal de ganar algo de experiencia. Y por otro lado, los listos, los que no quieren trabajar porque hay tareas que no son para ellos, los que ya buscarán trabajo cuando acaben la carrera, porque mientras no hace falta, que papá y mamá suelten la paga mensual... Sin problema, que viva la vida del universitario.

   Vale que entonces a lo mejor éramos más jóvenes y despreocupados. Pero ¿y ahora? Puedo poner más de un ejemplo cercano de vaguería sin límites. Y no en jóvenes de 18 años, sino de chavales más talluditos. Ejemplo número 1: varón de 26 años, licenciado en Empresariales. Mi amigo se queja porque no encuentra trabajo, envidia mi posición de emancipada del hogar paternal teniendo la misma edad y me dice que está desesperado. Mi aportación inocente es: ¿por qué no trabajas de teleoperador como yo? El trabajo es una porquería, pero tienes un sueldo asegurado todos los meses y están buscando gente (aquí una, que está pluriempleada para pagar el alquiler, cosas que nos pasan a los jóvenes...). Respuesta de mi conocido: ¿teleoperador? Él no ha pasado tantos años estudiando para trabajar de "eso". ¿Y no te merece la pena con tal de tener la tranquilidad de ganar tu dinero, poder hacer planes...? digo yo, inocente de mi. La respuesta de este hombre vuelve a ser categórica: No. No merece la pena rebajarse a un puesto de teleoperador. "Y si no, mírate a ti, que para poder vivir estás trabajando 16 horas diarias".

Con mi ego, no sé si maltrecho o revigorizado por semejante conversación, me marcho a la siguiente víctima. Administrativo de treintaytantos años, más de uno en el paro. Le pregunto si ha mandado curriculums, y me dice que entregó alguno en varias ETT, pero que no llaman. Planteo la misma posibilidad: trabajar de teleoperador de telefonía móvil. Yo misma le llevo el curriculum. Me dice que sí, aunque medio año después todavía estoy esperando a que me lo dé. Se lo recordé varias veces en ese período de tiempo, y al final me contestó que en realidad prefiere trabajar de lo suyo, y que seguirá buscando aunque tenga que pasar más meses sin trabajar.

   Ejemplos así, hay mil, por lo menos entre la gente joven, que mientras tengan al padre soltando pasta para salir de fiesta y a la madre haciendo la comida y lavando la ropa a diario, ¿para qué preocuparse? Total, lo tienen todo, y con la historia de la crisis, han encontrado hasta una excusa para no dar palo al agua.

   Entiendo que haya trabajadores con hijos a cargo agobiados por la hipoteca que se hayan podido sentir ofendidos por las palabras de Revilla, o madres solteras cuyo sueldo no llega ni para pañales, o parados de más de 50 que ven que no les dan oportunidades en ningún sitio. ¿Pero, de verdad ellos se han dado por aludidos? Creo que no somos tontos y que todos nos podemos imaginar que el presi no se refiere a estas personas, sino a aquellas otras que relato yo, las que hay en mi mundo de gente joven, consentida, que hemos crecido con padres que vivieron una posguerra austera, que por eso nos quisieron dar todos los caprichos que ellos no tuvieron y que ahora eso ha provocado que más de uno y más de dos no sean capaces de buscarse la vida. Esos sí que tienen caradura. A esos les digo: si buscais, encontrais, claro que no vais a salir de la carrera, o del módulo de turno para ocupar un puesto de directivo. Primero va lo de servir cafés, limpiar bazas... Por cierto, esos amigos que hacían prácticas cutres desde primero de carrera, están todos colocados. Mejor o peor, pero van saliendo adelante.
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