El estudio asegura que
Van Rompuy deberá ser el presidente europeo en el mundo, tener una cara visible y saber gestionar las relaciones con los socios europeos. Así, apostó por que el Alto Representante sea una especie de ministro de asuntos exteriores de la UE y el presidnete de la Comisión Europea se ocupe más de los asuntos internos.
Señala que tendrá asignado el papel de presidente de la ciudadanía europea y su principal actividad deberá ser mejorar la transmisión de lo que es la UE a la ciudadanía y satisfacer la "creciente necesidad de identificación, orientación e información". Advierte que el problema es que el presidente del Consejo Europeo "carece hasta ahora de la legitimación de la ciudadanía europea".
El autor del documento, Dominik Hierlemann, señala que el presidente del Consejo Europeo necesita una estructura de apoyo que le permita preparar reuniones y establecer compromisos, y aseguró que sólo cuando tenga dicha estructura "podrá ser algo más que un simple maestro de ceremonias".
Presentar propuestas
Añade que debe dotarse de una categoría que le permita intervenir y presentar propuestas en todos los consejos de ministros, así como en todos los ámbitos que sirven para preparar decisiones importantes del Consejo.
Así, debe poder influir en la agenda europea, e internacional, por lo que celebró que en el futuro el presidente lo será por un período más largo de tiempo. El estudio destaca la importancia que tendrá este primer presidente en el futuro y la influencia que ejercerá en los que le sucedan.