Para conseguir su liberación, Reporteros sin Fronteras multiplica las iniciativas: campañas de prensa, intervenciones ante las autoridades responsables, recurso a diferentes instancias internacionales encargadas de los derechos humanos, envío de abogados a los procesos de prensa, pago de fianzas, etc.
Sin embargo, este trabajo cotidiano no es suficiente para atenuar la realidad de una detención, cuyas condiciones son, la mayoría de las veces, espantosas. Los periodistas, privados frecuentemente de contacto con sus familiares, e incluso de una alimentación sana, también tienen que soportar condiciones sanitarias precarias, e incluso inexistentes. Con frecuencia aislados de los demás detenidos, muy pronto tienen que enfrentarse a una soledad agotadora. Por eso resulta necesario darles un apoyo moral que les ayude a soportar mejor la situación.
La idea del apadrinamiento responde, ante todo, a la preocupación por evitar a los periodistas una segunda cárcel: la del silencio y el olvido. Si sus casos no se denunciaran frecuentemente ante la opinión pública internacional, los gobiernos incriminados no se molestarían por ellos, no habría entonces ninguna razón para preocuparse por la suerte de sus presos. El apadrinamiento representa por tanto un auténtico “seguro de vida”, que contribuye directamente a la protección de los detenidos.
Finalmente, la decisión de apadrinar a alguien en una Redacción da testimonio del compromiso con la lucha para garantizar el derecho a informar y ser informado libremente, y permite a los periodistas dar prueba de solidaridad con unos colegas que, como ellos, comparten la pasión por un oficio vital para la democracia.
El día 10 se hará público el medio centenar de periodistas españoles que se comprometen a apadrinar a un periodista o ciberdisidente encarcelado.
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