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Octavio Lazos Velázquez

Sin acuerdos y con mucho ruido

Sin acuerdos y con mucho ruido

martes 24 de agosto de 2010, 03:55h
Si el PAN fuera la oposición y el PRI estuviera al frente del Poder Ejecutivo Federal, la situación sería muy parecida a la que actualmente vivimos.

Unos contestatarios azules, le pedirían, es más le exigirían estentoreamente, al imaginario jefe del país priísta en este 2010, que fuera al Congreso de la Unión, sea San Lázaro o la Cámara de Senadores, para rendir su IV Informe de Gobierno el próximo 1 de septiembre.

Y claro, el imaginario mandatario priísta, ya no querría pasar las de Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León –quien a pesar de llevarse tan bien con una buena parte del perredismo, no pudo evitar aquel desaguisado que le armó Marco Rascón. “Super Barrio”- o hasta Vicente Fox, ya para concluir con esta tradición que devino en auténticos zafarranchos.

Para evitar este tipo de desagradables sainetes transmitidos de costa a costa y de frontera a frontera, fueron los propios congresistas federales mexicanos, diputados y senadores, quienes determinaron que los informes presidenciales, conforme lo marca nuestra Constitución General de la República, no tenían los Primeros Mandatarios, que concurrir al recinto legislativo de San Lázaro, que es en donde dan inicio conjuntamente a su periodo de sesiones, diputados federales y senadores de la República, en sesión de Congreso general.

Lo cierto es que la tradición de enviar el mensaje del Ejecutivo al Congreso, surgió en las entidades federativas y de ahí siguió hasta el centro, es decir, hasta la sede de los Poderes de la Unión, que es el DF, con lo que se llamaba el “Día del Presidente”, tras los gritos y sombrerazos, que desde tiempos de Porfirio Muñoz Ledo, se convirtieron en rigor, más las incómodas pancartas de la minifalduda Patricia Ruiz Anchondo y de ahí para el real, del herradero en San Lázaro, se pasaba al “besamanos” en Palacio Nacional. Con un inter, que hubo, cuando se legisló para que las diferentes fracciones parlamentarias fijaran su posición con respecto a los grandes temas del país, antes de que llegara el Presidente, quien sería blanco de todo tipo de críticas, injustas ellas o no.

El caso es que el ritual de odio y amor, dentro de una cultura política no muy adecuada a aspiraciones democráticas de primer mundo, llegó a su fin, cuando Fox, decidió no ir al Congreso, pero ello, porque se lo pidieron los legisladores federales, a través de los mecanismos legislativos correspondientes. Y el guanajuatense, que hay que decir que aguantó de todo en materia de críticas a su hacer y decir –desde las chungas con lo de “Borgues”, hasta lo del programa semanal en el “Canal de las Estrellas” de “Chente”-, pues no se hizo de la boca chiquita cuando le dijeron que no había la necesidad de que estuviera presente en la Cámara de Diputados federal, cuando esta iniciara sesiones el 1 de septiembre. Y Fox dejó de asistir a un desgastante acto ceremonial.

A este precepto se ha ceñido el actual presidente de la República, el panista Felipe Calderón. Pero ahora resulta que los priístas, políticos que son, desde la dirigente nacional tricolor Beatriz Paredes Rangel, quien quiere revivir la costumbre para el 2011 hasta el líder del PRI en el Senado de la República y próximo dirigente senatorial en año crucial de sucesión presidencial 2012, Manlio Fabio Beltrones, están en lo suyo, en hacer oposición. Tal lo hizo el PAN antes de llegar a Los Pinos en el 2000. Y el PRD antes de llegar a la jefatura de Gobierno del DF en 1996 con Cuauhtémoc Cárdenas, siendo presidente de México el doctor Ernesto Zedillo.

En toda esta controversia de “si va o no el presidente Calderón” al Congreso en este su ya muy próximo IV Informe de Gobierno, desde la Secretaría de Gobernación federal, el titular de la dependencia Francisco Blake, ha sido muy preciso al recordar que el presidente Calderón cumple impecablemente con el precepto constitucional de enviar su informe al Congreso de la Unión. Y nada más. En tanto la oposición, la del PRI que es la principal que existe en el país y que hasta ahora se perfila para llegar a Los Pinos en el 2012, alega que Calderón debe ir al Congreso, tal lo haría el PAN, si estuviese en la antesala de volver al poder. Asuntos inéditos, de una saludable alternancia en México.

¿Y si los priístas despachan en Los Pinos dentro de poco más de dos años y se cumple con la manifiesta aspiración de Paredes de que vuelvan los Jefes del Ejecutivo al Congreso? Pues el PAN se armará de pancartas, armará gritos y sombrerazos y estaremos en la de nunca acabar, sin acuerdos, pero con mucho ruido y nulos resultados. ¿Qué tal?

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