La guerra de las banderas 2007

Un año más, con mayor o menor puntualidad, y en pleno verano, generalmente coincidiendo con las fiestas patronales de muchas localidades, estalla la guerra de las banderas en Euskadi. La bandera española y la ikurriña de Sabino Arana compiten por un lugar en las astas de los balcones de los pueblos y ciudades.

   Este año también. Tras la decisión de los tribunales de que la bandera española debiera ondear, obligatoriamente, en todos los balcones de instituciones y representaciones, vuelve a plantearse el conflicto en toda su crudeza. La razón o el origen del conflicto es clara: los independentistas entienden que también en los balcones se pelean y luchan, y ganan o pierden, por un palmo de terreno frente al Estado Opresor. Relata el diario El Mundo de este domingo que cientos de ayuntamientos vascos, navarros y catalanes incumplen la ley de banderas, y explica que la práctica totalidad de los municipios gobernados por nacionalistas. Y algunos encabezados por socialistas, no colocan en ninguna ocasión la enseña nacional. Ante esta actitud y esta situación, unos cuantos exigen que la ley se cumpla estrictamente y se obligue a cumplir a los "resistentes". Mariano Rajoy acaba de expresar su promesa de defender la bandera tal y como lo viene haciendo la alcaldesa de Lizarra, que se ve obligada a acudir a misa con amplia escolta policial por causa de las amenazas de los proetarras. El líder del PP ha reclamado que la enseña nacional ondee en todos los ayuntamientos porque, dijo, "es la que une a millones de compatriotas". Podríamos añadir que también divide a otros cuantos miles.

   Frente a esta actitud beligerante de quienes exigen el cumplimiento de la norma, muchos otros ciudadanos han sucumbido ya: la guerra de las banderas de cada verano no les mueve, en absoluto. Les parece una minucia o una guerra sin sentido y participan de la idea de que pelearse por unos "trapos que cuelgan de los balcones" ni es serio ni conduce a ninguna parte. O si conduce a alguna parte prefieren ignorarlo. Es una postura mucho más cómoda, frete a los beligerantes de veinticuatro horas al día.

   Naturalmente, los que pelean por la ikurriña en Euskadi son nacionalistas, y mayormente independentistas batasunos y proetarras. Los mismos que hace unos pocos meses llegaron a soñar con el final negociado de la violencia y con un acuerdo con el gobierno central. La banda terrorista ha explicado en las últimas horas que el Ejecutivo de Zapatero sólo buscaba su rendición, y ha amenazado con seguir golpeando las estructuras del Estado español en todos los frentes, dicen que "hasta conseguir unas condiciones democráticas". El colmo de la desfachatez: ETA pretende impartir la doctrina de la democracia con bombas.