Desde la Concejalía de Cultura de
Herencia explican como en la revista Crítica de Arte, Marisol G. Moreno dice de
la obra pictórica del mismo que "cuando uno contempla la pintura de Manuel
Fernández-Caballero percibe a través de todos los sentidos: con la vista, el
olfato y el oído percibe el paisaje, el olor de las flores, el susurro de la
leve brisa cuando balancea los tallos con movimientos acompasados", para añadir
como "el arte de Fernández-Caballero no
sólo es luz y color, también es dinamismo y atmósfera, a la vez que sentimiento
y percepción íntima; este pintor conoce todos los secretos de la naturaleza, su
belleza su ambiente y entorno, su fuerza regenerativa, su sentido poético... es
una naturaleza en estado salvaje, de zonas campestres, efímera y al mismo
tiempo cíclica, indefensa ante la intemperie y las inclemencias del tiempo,
cambiante y sensible, pero eterna".
Y recuerdan también que, en una
exposición que hizo anteriormente en Herencia, el autor explicaba como "la
naturaleza es cambiante, la luz es distinta en cada momento del día; esos rayos
de sol de las últimas horas de la tarde, que encienden la montaña o doran los
árboles, los edificios, etc.; los cielos siempre distintos cada hora que pasa,
que hacen que los ríos se iluminen, se llenen de reflejos con su multitud de
colores o de sombras, sobre todo en los meandros donde se remansa el agua, y se
vuelve espejo. En definitiva, el milagro de la naturaleza. Para ciertas
sensibilidades estos son momentos mágicos, que insensatas atrapar, retener,
plasmar, cada uno con su estilo y limitaciones, para después mostrarlos y
compartirlos... No trato más que de compartir, si aceptáis esta invitación, y a
pesar de las limitaciones a que me refería antes, esas sensaciones que se
producen cuando algo te emociona".