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Zapatero: solo un hombre

jueves 10 de abril de 2008, 12:04h
A partir de este viernes Rodríguez Zapatero vuelve a ser presidente de gobierno. No es que no lo fuera ahora, pero estaba en funciones. Visto, y escuchado, estos días durante el debate, se perciben los cambios que ha experimentado Zapatero en estos últimos cuatro años. Yo diría que va 'sobrado', que haber ganado las elecciones le hace creer que tiene toda la razón de cuanto ha hecho o dicho -equivocaciones incluidas-, y que empieza a hacerse patente ese síndrome de los presidentes de planear sobre lo divino y lo humano henchidos de la soberbía que da el triunfo.

Quienes están a su alrededor cultivan el culto a la personalidad del jefe, y hay quienes confiesan, aunque con mucha cautela, que efectivamente el presidente ha cambiado y que le gusta poco que le lleven la contraria. Cuando alguien se la lleva, recibe un castigo: la indiferencia. Durante semanas no recibe ni una sola llamada del presidente, y si se tienen que ver por el motivo que sea, sufre una  mirada glacial e indiferente. Y asi hasta que al 'presi' se le pasa la contrariedad y vuelve a sonreír afable.

Es curioso, pero muchos de los que creían conocer a Zapatero confiesan que, después de estos cuatro años, se dan cuenta que el personaje no era lo que parecía y que continúa siendo un misterio. No es un comentario en el que haya asomo de crítica, es una simple constatación. Desde luego con muchas de las cosas que ha ido haciendo ha sorprendido a propios y extraños, y ahora está por ver qué nos va a deparar en esta nueva legislatura.

Un diputado de CiU comentaba en los 'pasillos' su esperanza de que Zapatero "haya aprendido", o sea algo así como que por fin se haya convertido en un hombre de Estado. En cualquier caso esta legislatura será diferente a la anterior, y no solo porque Zapatero derrocha seguridad en sí mismo, y porque tiene un partido totalmente abducido, sino porque ha obtenido un resultado electoral que le permite gobernar con más tranquilidad buscando pactos puntuales con unos y con otros cuando los necesite.

A Zapatero se le ve cómodo en su papel de presidente, y más que cómodo, feliz. Se le nota que disfruta con lo que hace, lo cual está muy bien, porque no hay nada más irritante que esos políticos que 'venden' que dedicarse a la vida pública es un sacrificio. Zapatero ejerce de presidente con plenitud, disfrutando de cada momento de lo que es, saboreando hasta dónde ha llegado. Ahora queda por ver lo que nos va a deparar en los próximos cuatro años, y quizá no le vendría mal recordar lo que Roma hacía con sus generales victoriosos cuando éstos regresaban a la ciudad: mientras eran recibidos con aplausos y el fervor de la multitud, un esclavo a su lado les repetía sin cesar "recuerda que solo eres un hombre".

Sentiría mucho que al lado de Zapatero no haya ni un solo hombre libre que se atreva a decirle eso, que solo es un hombre.
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