Amnistía Internacional denuncia en su informe "encubrimiento" de Marruecos y España ante las muertes de los migrantes de la frontera de Melilla

Amnistía Internacional ha publicado un informe a los 6 meses de la tragedia de Melilla, en la que murieron al menos 37 migrantes subsaharianos.

En dicho documento, denuncia la "deplorable omisión de las autoridades españolas y marroquíes en lo relativo a cuanto a establecer la verdad y garantizar la justicia" tras los sucesos que tuvieron lugar en la frontera de Melilla en junio de este año.

Amnistía explica que las autoridades de ambos países "no han garantizado investigaciones efectivas y transparentes para establecer la verdad de lo que ocurrió ese día" y que familias y expertos aún buscan a las personas desaparecidas, pero que su esfuerzo se ve obstaculizado "reiteradamente por las autoridades marroquíes".

Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, aseguró que "cada día es mayor la montaña de pruebas de graves y múltiples violaciones de derechos humanos, entre ellas la muerte ilegítima y los malos tratos infligidos a personas refugiadas y migrantes". Por ello, denuncia "encubrimiento y racismo", pidiendo que los 2 gobiernos "garanticen la verdad y la justicia por lo que ocurrió ese día para impedir que vuelva a suceder".

El informe de Amnistía Internacional se basa en declaraciones de testigos presenciales, material videográfico e imágenes de satélite, retratando un panorama "detallado y desgarrador" de lo que ocurrió cuando 2.000 personas intentaron entrar en Melilla por el paso fronterizo de la zona conocida como Barrio Chino.

Muestra que los hechos ocurridos ese día "eran previsibles, y la pérdida de vidas evitable", porque considera que el origen del incidente tuvo lugar cuando los migrantes fueron atacados por las fuerzas de seguridad marroquíes: "A muchas les quemaron y destruyeron todas sus pertenencias, lo que impulsó a miles de personas a caminar hasta la frontera".

Relatos de los testigos

En el informe, un joven de 22 años llamado Zacharias relata a Amnistía Internacional: “Las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas nos arrojaban de todo, bombas de gas, piedras, balas de goma, pelotas de goma […]. No podíamos ver nada y era difícil respirar”.

Omer, sudanés de 21 años, contó: "Parecía que la policía marroquí nos dejaba espacio para llegar allí, luego nos arrinconaba […]. Comenzaron a dispararnos con gas, nos lanzaron bombas acústicas […]. Todo el mundo intentó moverse hacia donde podía, era un caos".

Salih, también sudanés, de 27 años, explicó: “La policía española nos rociaba en los ojos mientras la policía marroquí nos lanzaba piedras a la cabeza”.

También se asegura en este informe que ni las autoridades marroquíes ni españolas prestaron asistencia médica y adecuada a las personas heridas, e incluso negaron el acceso a la zona al equipo de una ambulancia de Cruz Roja.