El ingreso de la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, con una afección respiratoria -a falta de los resultados del test de coronavirus- en la clínica privada Ruber de Madrid ha desatado una oleada de críticas de algunos usuarios que le afeaban no haber escogido la sanidad pública.
Moncloa ha informado de que Calvo acudió a dicho hospital en base al convenio existente con la Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado (Muface) que le correspondería como funcionaria pública de carrera, pese a estar en servicios especiales ejerciendo como representante pública.
No obstante, esta explicación no convenció a todos por igual. Si bien unos defendían que era allí donde debía acudir, otros aseguraban que Muface ofrece la opción de elegir entre el itinerario público o privado a sus asegurados e incluso hubo quien apuntó que Muface excluye la propia clínca Ruber de su lista de centros de especialidades... Otros en cambio, destacaban que con el decreto del estado de alarma la línea de la sanidad pública y la privada se ha borrado derivando a los pacientes, según convenga por la carga asistencial existente. El debate está servido:
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