Día de resaca tras las elecciones vascas. Unos comicios donde pareciera que nada cambia, pero en realidad lo hace, y mucho.
Es cierto que el poder seguirá en las mismas manos -el PNV terminó ganando por unas 28.000 papeletas a favor más que EH Bildu-, pero los abertzales avisan para la próxima legislatura.
La fórmula de gobierno parece que será la misma que en estos últimos 4 años: el PSE-EE (el PSOE vasco) sostendrá a Imanol Pradales como nuevo lehendakari. Es decir, habrá un Ejecutivo conservador y nacionalista pero con la presión del centro-izquierda para hacer políticas más progresistas.
Además, que PNV y Bildu hayan empatado a escaños, 27, implica mucho más para el histórico partido jetzale: tendrán que hacer nuevas políticas, más cercanas a las nuevas sensibilidades, más progresistas y con guiños a la juventud, que se ha decantado mayoritariamente, parece, por el voto abertzale.
Es más que un aviso: si la imagen del PNV sigue siendo la que proyecta actualmente, puede que en 4 años sí que se produzca el 'sorpasso' que ha estado a punto de dar EH Bildu.
Apoyos en Madrid y PSOE
Nada cambiará tampoco en el Gobierno central: el PNV está más atado que nunca, ahora, a apoyar el gabinete de Pedro Sánchez. Le va la vida en ello porque han entrelazado sus destinos.
Pero Sánchez también obtiene en el fondo buenas noticias desde el mundo de izquierda abertzale: porque como ocurre con Cataluña con Esquerra Republicana, parece que el electorado de estos partidos no ve con malos ojos los pactos con el PSOE en política nacional.
No ha habido voto de castigo y BIldu percibe así que no tiene que cambiar el guión en Madrid, por mucho que le moleste ver cómo los socialistas hagan lehendakari a Pradales y no a su candidato, Pello Otxandiano.
Las derecha e izquierda no nacionalistas
Más allá del PSOE, noticias moderadamente optimistas para unos y otros. La derecha estatal, representada por PP y Vox, terminaron la noche del 21-A con buena cara. El PP subió un escaño, de 6 a 7, y aunque será totalmente instrascendente esta legislatura, tiene algo que celebrar porque supone mejorar presencia parlamentaria. Lo mismo piensa Vox, que aguanta su único escaño en Vítoria y lo considera una victoria moral para su causa.
En la izquierda no nacionalista, más tristeza que alegría. En Podemos, sobre todo, porque tras las elecciones gallegas, vuelve a encontrarse otra comunidad en la que se queda fuera. Ya ocurrió en muchas autonomías en las elecciones regionales de mayo de 2023. En febrero, como decimos, les pasó en Galicia. Ahora en Euskadi. En Cataluña, en menos de un mes, se llevará un disgusto por no querer integrarse en la lista de los 'comunes' de Ada Colau, ahora aliada de Yolanda Díaz.
Precisamente en la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Díaz, la que puede presentar una ligera sonrisa en su rostro. Obtiene un escaño por Vitoria y Sumar estará presente por primera vez como marca propia en un parlamento regional. Ha sido clave mantener la alianza con Izquierda Unida, que optó por dejar a Podemos colgado. Es sólo un adelanto de un duelo que seguirá en las elecciones europeas y en los próximos años, con los 5 diputados 'morados' en rebeldía, en el grupo mixto, tras romper con Sumar.
Si quieres recibir más temas como éste, puedes suscribirte a nuestras alertas gratuitas de noticias de Whatsapp o Telegram. También tenemos un boletín gratuito de noticias que llegarán a tu e-mail. Además, estamos en las redes sociales más conocidas: Facebook, X (Twitter), Threads, Instagram y TikTok.
Si (
No(
A favor (
En contra (
.jpg "El PP ficha a Fernando Savater y a 3 ex de Ciudadanos para sus listas europeas")
.jpg "Crítica de la obra de teatro 'La madre': la infelicidad se instala en casa")
