España es el 4º país de la OCDE que más inmigrantes permanentes recibe

España es el 4º país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) al que más inmigrantes permanentes legales llegaron en 2022, con 471.800, sólo por detrás de Estados Unidos (1.048.000), Alemania (641.100) y Reino Unido (521.200).

En su informe anual International Migration Outlook 2023 publicado este lunes, la OCDE indica que el pasado año llegaron a sus países miembros 6,1 millones de migrantes legales (sin tener cuenta el movimiento de refugiados ucranianos), un 26% más que en 2021 y un 14% más que en 2019, el último ejercicio antes del parón de la COVID-19.

El fin de muchas restricciones que estuvieron en vigor por la pandemia explica el salto que se produjo en 2022 respecto al año precedente, pero el factor esencial es el aumento de los títulos de asilo que se concedieron, y también las entradas de trabajadores por unas necesidades de mano de obra inéditas. No obstante, el documento recalca que la migración familiar siguió siendo la principal categoría de migración permanente, con el 40% del total.

En una quincena de esos países, como España, Francia, Reino Unido, Canadá, Bélgica, Países Bajos, Finlandia o Suiza, se alcanzaron cifras que no se habían visto al menos en los 3 últimos lustros.

Estados Unidos, el país con más inmigrantes legales

Sin sorpresas, Estados Unidos fue el que más inmigrantes acogió, 1,048 millones (es el que tiene la mayor población con diferencia), con un alza del 25,5% en un año (+1,7% desde 2019).

Le siguió Alemania, con 641.100 y un incremento del 20,6% (+3,3% desde 2019), y el Reino Unido, con 521.200 y un aumento del 35,1% (+37,9% desde 2019), que se debe en buena medida al efecto del Brexit, que había llevado a muchos europeos residentes allí a volver a sus países y generó un enorme déficit en mano de obra que todavía no se ha cubierto.

España subió a la 4ª posición con 471.800 inmigrantes legales permanentes, que suponen una progresión del 27,4% en un año y del 18,6% desde 2019. Esa expansión se produjo en todos los tipos de inmigración, es decir, en la concesión de títulos de refugiado, migración laboral o familiar.

Canadá, que tiene una política de atracción de inmigrantes permanentes por razones laborales y demográficas, se quedó en quinta posición con 437.500 y un alza del 7,8 % en un año (+28,2 % desde 2019), seguido de Francia (301.100, +8,3 %), Italia (271.600, +12,6%), Países Bajos (207.500, +21,4%), Australia (166.100, -1,9%), Nueva Zelanda (154.700, +337,4%) y Suiza (123.400, +16,6%).

Las migraciones por reagrupamiento familiar siguieron siendo la principal categoría de entrada de los inmigrantes permanentes, con un 40% del total; mientras que los permisos a trabajadores venidos del extranjero supusieron un 21%.

España, el 6º país que más ucranianos acoge

Ese fenómeno de la inmigración permanente no tiene en cuenta los 4,7 millones de ucranianos que en junio de 2023 estaban desplazados en algunos de esos países, a causa de la invasión rusa desde febrero de 2022.

Casi 1,1 millones de esos ucranianos estaban en Alemania, cerca de 1 millón en Polonia, algo menos de 380.000 tanto en Estados Unidos como en la República Checa, poco más de 200.000 en el Reino Unido y un poco por debajo de ese listón en España.

El movimiento de los que salían de Ucrania hacia países de la OCDE tocó techo en el tercer trimestre de 2022 y la segunda ola migratoria que se había previsto para el invierno de ese año no se produjo. Al contrario, el efectivo global de esos refugiados en los 27 se ha reducido en torno al 12% respecto al pico de hace un año, sobre todo porque muchos han regresado a su país, pero también porque han ido a países terceros.

La OCDE pone el acento en que el fuerte incremento de entrada de inmigrantes en 2022 no sólo no ha puesto en tensión el mercado laboral en los estados receptores, sino que la tasa de empleo media de los migrantes ha subido del 69,9% en 2021 al 72,3% en 2022. Y en 22 de los 25 países miembros para los que hay datos disponibles, esa tasa ha superado los niveles previos a la crisis.