El Juzgado de lo Penal número 1 de Cartagena dictó una condena de un año de prisión por el intento de robo de un reloj a un octogenario en Torre Pacheco, de nombre Domingo Tomás.
El hombre sentenciado es el mismo cuya agresión a otro vecino de la localidad murciana provocó una serie de ataques racistas durante varios días.
En ese período, la atención pública se centró en este municipio de 40.000 habitantes.
El hombre recibió la condena como autor de un delito de robo con violencia en grado de tentativa y de un delito leve de lesiones.
Según los hechos probados en la resolución, el 7 de julio, alrededor de las 6:23 horas, 2 días antes de la agresión que originó los disturbios en Torre Pacheco, el acusado se aproximó a la víctima y la sujetó firmemente del brazo con el propósito de robarle el reloj.
Tras un forcejeo que duró entre 2 y 3 minutos, el agresor se marchó sin lograr su objetivo, pero causó abrasiones en el brazo de la víctima que requirieron asistencia médica y un periodo de recuperación de 8 días.
El condenado se encontraba ya en prisión provisional
El condenado se encuentra en prisión provisional, una medida decretada por el Juzgado de Instrucción número 5 de Donostia-San Sebastián. Su arresto se produjo en Renteria, Guipúzcoa, ya que sobre este joven de 19 años pesaba una orden de detención por la agresión a un hombre de 68 años en Torre Pacheco.
El condenado también deberá pagar una multa de 180 euros e indemnizar a la víctima con 320 euros por las lesiones ocasionadas.
El magistrado consideró acreditado que el acusado intervino "de forma inmediata y directa" en el intento de robo y causó lesiones que, aunque leves, requirieron atención sanitaria.
La coartada del acusado, "bastante endeble"
La sentencia destacó que la versión exculpatoria del procesado resultó "bastante endeble por cuanto manifiesta que trabajaba en el campo el día de autos, que iría a realizar su labor en torno a las 11 o 12, cuando es público y notorio que las labores agrícolas comienzan a primera hora de la mañana". El acusado no fue capaz de recordar la finca en la que supuestamente trabajaba ni pudo aportar un contrato laboral o testigos que avalaran su coartada.
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