Un grupo de vecinos y activistas del movimiento por la vivienda ha logrado este miércoles suspender temporalmente el desahucio de una mujer de 78 años, Blanca, que lleva viviendo en su domicilio del centro de Barcelona desde hace 55 años.
Fuentes de la plataforma Resistim al Gòtic, una de las entidades sociales de apoyo a inquilinos, ha señalado que la propiedad de la vivienda de Blanca parece predispuesta a negociar un alquiler, que podría llegar a unos 1.000 euros, cuando actualmente la mujer paga 338 euros por tratarse de una renta antigua.
La anciana "no se enteró" de una factura que le pasó la propietaria
Pardo ha asegurado que la propietaria le jugó "una triquiñuela" a Blanca cuando compró todo el inmueble en 2010: "Hizo unas obras en el piso, además mal hechas, y le pasó a Blanca una factura de 88 euros, pero la anciana no se enteró", ha dicho. Esta deuda ha subido a 177 euros.
En veza de intentar cobrar este importe en primera instancia, la propietaria fue hasta los tribunales para conseguir que le autorizaran un desahucio.
Decenas de activistas se han juntado desde primera hora delante de las puertas de la vivienda, en el Barri Gòtic de Barcelona, una concentración a la que también ha acudido la líder de los comunes en el Parlament, Jéssica Albiach.
La comitiva judicial que ha ido para el desahucio, no había fuerzas de seguridad, ha estado negociando con los mediadores municipales para conseguir resolver el problema. Un médico forense también ha estado presente para evaluar la salud de la mujer.
La ejecución del desahucio estuvo prevista para 2020
Según el historial judicial, la ejecución del desahucio estaba prevista en un primer momento para 2020, pero se suspendió por la COVID19.
Los siguientes intentos, ese mismo año y en 2021, se volvieron a retrasar por falta de médico forense y por la petición de la mujer de ser considerada vulnerable para impedir que la echen de la vivienda.
Pero según el último auto del tribunal de primera instancia, del pasado mes de junio, Blanca "no se encuentra en situación de vulnerabilidad social o económica" y parece ser que "contaba con alternativa habitacional desde el año 2010", además de con recursos económicos como para "mantenerse por sí misma".
Tras una mañana de nervios y tensión que se ha hecho larga, en la que Blanca ha contado en todo momento con el apoyo de diversas organizaciones de la vivienda, como el Sindicat Habitatge Raval, Sindicat de Barri del Poble Sec, la citada Resistim al Gòtic y el Sindicat de Llogateres i Llogaters, el desahucio no ha tenido lugar.
La vivienda se sitúa en la calle Boters, en pleno centro antiguo de Barcelona y muy cercano a la Catedral y las Ramblas, una zona muy cara y codiciada para establecer pisos turísticos.
La tensión de la jornada ha tenido su efecto en la mujer, que ha tenido que ser evaluada por un médico forense, debido a su edad, han comentado las mismas fuentes.
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