El Ministerio de Derechos Sociales ha registrado una petición de medidas cautelares a la Fiscalía de Medioambiente para que paralice el festejo del Toro de la Vega de Castilla y León.
Celebración que según el Director general de Derechos Animales, Sergio Torres, “inclumple el artículo 19 del Reglamento de Espectáculos taurinos de la comunidad autónoma de Castilla y León. En ese punto en concreto se establece que está prohibido pinchar, herir o agredir a un animal durante la celebración de un espectáculo taurino”, ha declarado el activista morado a la prensa tras entregar el documento al fiscal.
Esta celebración taurina se celebra desde 2016 bajo la denominación Toro de la Peña, después de que la Junta de Castilla y León prohibiera la muerte de reses ante el público, en espectáculos taurinos populares.
De ahí la razón de la secretaria de Estado para la Agenda 2030, Lilith Verstrynge, haya presentado este escrito, junto a Torres, en la Fiscalía, con el objetivo de que el 13 de septiembre no se llegue a celebrar en Tordesillas (Valladolid) el conocido torneo, debido a que inclumple las nuevas bases reguladoras del maltrato animal, que ahora determinan que un animal no puede morir lanceado.
Reclamaciones avaladas por la nueva normativa
Aunque la nueva normativa de espectáculos taurinos populares de Castilla y León prohíbe que se dé muerte en público a un animal, sí permite que se claven arponcillos con punzones, que desde el ministerio también se considera maltrato animal.
El escrito presentado en la Fiscalía argumenta que las nuevas bases del torneo permiten la colocación de hasta 7 divisas al toro, "unos dispositivos terminados en arpones que se utilizan y están diseñados para ser clavados en el animal", explicó Verstrynge.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Tordesillas aprobó en enero una modificación de la Ordenanza del Toro de la Vega, que establecía un nuevo torneo, con nuevas reglas, que no finaliza con la muerte del astado alanceado.
Además, el nuevo concurso está limitado a 50 participantes y consiste en la colocación de una divisa en el lomo del toro, a través de una lanza, con un máximo de 7 arpones en caso de que antes no haya sido declarado un vencedor, que incluso podría ser el propio animal, si en el tiempo y espacio determinado, ningún participante ha sido capaz de prender ninguna señal.
El TC aprueba la prohibición del festejo
Por su parte, el Tribunal Constitucional (TC) avala por unanimidad la prohibición del Toro de la Vega. Lo que provocó que la villa de Tordesillas ya celebrara en 2016 el primer festejo sin lidia ni muerte después de casi 500 años, que se desarrolló sin incidentes de gravedad, aunque con insultos y peleas.
Sobre todo porque la prohibición del torneo del Toro de la Vega, tal y como se celebraba originalmente, quedó ratificada en 2019, cuando el Tribunal Supremo decidió inadmitir a trámite el recurso planteado por el Ayuntamiento de Tordesillas, contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León que había dado la razón al Gobierno regional para no autorizar el alanceamiento del animal durante el torneo.
"Están intentando trampearlo y moldearlo", ha declarado Lilith Verstrynge, que opinó que "es un caso de gravedad extrema de maltrato animal que no se puede seguir dando y que hay que pararlo".
"Creemos que después de estos años de pandemia en los que no se ha festejado este Toro de la Vega es el momento perfecto para decir que están incumpliendo su propio reglamento autonómico y están intentando trampearlo y moldearlo de tal forma que se puedan seguir celebrando estas fiestas, pero es un festejo que no debería estar celebrándose en pleno siglo XXI", ha añadido la secretaria de Estado.
Verstrynge también recalcó que en el torneo se permiten "lanzas que generan heridas de hasta 12 centímetros en el animal, que en muchas ocasiones pueden incluso perforar órganos vitales y generarle la muerte".
Desde su punto de vista, España "va muy por delante de estos festejos". Además, recordó que "la propia Agenda 2030 dice que según el reglamento de Naciones Unidas tenemos que ir con un paso de sintonía con el mundo animal, con lo que es un momento perfecto para decir que la tauromaquia no puede ser patrimonio cultural".
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