Es la nueva batalla en el Gobierno de coalición: el consumo de carne. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, se limitó a defender uno de los puntos del llamado 'Plan España 2050' que presentó con grandes honores el propio Pedro Sánchez.
En uno de los objetivos marcados en ese plan sobre cómo debería ser nuestro país en el año 2050, además de hablar de otros aspectos sobre el medio ambiente, como las emisiones de Co2, también se recoge que la población consuma menos carne tanto por su propia salud como por el medio ambiente.
Algo que al trasladarlo Garzón, se ha convertido en una gran trampa política. Desde el miércoles es la comidilla nacional, a nivel político y social, y no hay quien haya entrado en un debate que no lo es tanto. Entre otras cosas porque desde su inicio ha estado viciado, por ejemplo, asegurándose que el líder de Izquierda Unida, Garzón, había pedido dejar de comer carne.
En realidad se limitó a transmitir las recomendaciones que organismos como la OMS o la propia Unión Europea realiza: reducir el consumo de carne para mejorar nuestra salud y también ayudar contra el cambio climático.
Los lobbies de la industria cárnica presionaron con fuerza desde esa misma tarde y ayer el ministro de Agricultura y Ganadería, Luis Planas, cargó con una inusitada y desproporcionada fuerza contra su compañero del Consejo de Ministros. Para rematar a Garzón, le dejaba vendido el propio Sánchez, que preguntado en una rueda de prensa en Lituania, llegó a hacer un chascarrillo sobre que él quería siempre un buen "chuletón al punto".
El entorno de Garzón, según comentaban hoy en la 'SER', está muy enojado y profundamente decepcionado, sobre todo porque recuerdan que es un asunto que el propio Sánchez defendió ante la prensa cuando presentó a bombo y platillo el Plan 2050.
Garzón, y ahora qué
Muchos creen que este incidente ha sido la puntilla para Garzón, que llevaba meses desubicado, en un ministerio sin carga política y donde no podía dar la cara por los intereses de IU en el Gobierno de coalición, donde Podemos se quedó con los mejores cargos ministeriales.
En un punto equidistante está Yolanda Díaz, querida tanto por los compañeros de Podemos como de IU, porque procede del entorno del PCE en origen, aunque finalmente se acercó a las redes moradas en tiempos de Pablo Iglesias al frente de Podemos. Díaz sí tiene un cargo, importante, antes sólo como ministra de Trabajo y más ahora como vicepresidenta tercera.
Garzón está, para muchos, amortizado, y se cree que en la remodelación del Gobierno que se espera para después del verano para impulsar al Ejecutivo, Sánchez le podría destituir, sin miramientos. Una decisión que puede que en el futuro vuelva a enturbiar las relaciones históricamente amables pero tensas entre el PSOE e IU (PCE), socialistas y comunistas.
Que el líder de IU se quede fuera puede que haya reconsiderar algunas estrategias en este partido de cara a futuras coaliciones.
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