Dos años después de la irrupción del coronavirus, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas han acordado iniciar un periodo de transición hacia un nuevo sistema de vigilancia centinela, similar al de la gripe. Durante este tiempo, se dejarán de notificar todos los contagios y solo se registrarán aquellos casos graves y los que afecten a colectivos vulnerables.
Con más de 11 millones de contagios registrados desde el inicio de la pandemia, Sanidad y las comunidades han decidido modificar el sistema de vigilancia del coronavirus. A partir de ahora, se abre una fase de transición que desembocará en una vigilancia centinela, como ocurre con la gripe, y que se prevé que se implemente antes de que termine el primer trimestre de 2023.
En la vigilancia de la COVID-19, durante la fase de transición hasta la implementación completa del sistema de vigilancia centinela, se mantendrá un sistema capaz de detectar aumentos de la incidencia en la población general, que permita la detección precoz de nuevas variantes y la medición de la efectividad vacunal.
Ámbitos vulnerables y casos graves
Así, en lugar de contabilizar todos los casos que se detectan, se registrarán solo los casos de COVID-19 en ámbitos vulnerables y casos graves. Durante el periodo de transición se realizará la vigilancia y seguimiento de brotes epidémicos en entornos vulnerables, en riesgo de exclusión social y en otros ámbitos que se consideren de interés.
El nuevo plan conservará los sistemas de información desarrollados específicamente para el seguimiento de la COVID-19 ante el riesgo de cambios negativos en el curso de la pandemia, y garantizará la capacidad suficiente de medios diagnósticos para la detección de nuevas variantes, con un nivel adecuado de secuenciación.
Sanidad y las comunidades autónomas determinarán el tamaño muestral necesario para la futura vigilancia epidemiológica de la población centinela de las infecciones respiratorias agudas leves.
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