Los candidatos a las primarias del PP, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, se dejaron ver anoche juntos por primera vez desde que arrancara la campaña. Sonrientes, ambos disimularon una tensión evidente en la cena de verano del Grupo Popular en la que también hubo alguna que otra pequeña pulla.
La ex vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y su equipo presionan para alcanzar una candidatura de unidad que evite la segunda vuelta, la de los compromisarios populares en el XIX Congreso Nacional. Sin embargo, su rival, Pablo Casado, no recoge el guante.
"2.100 apoyos [de 3.184 compromisarios] en este momento", esgrimió como argumento para mantener el enfrentamiento de candidaturas Javier Maroto, vicesecretario del PP del País Vasco y uno de los fieles seguidores del ex vicesecretario de Comunicación.
Unos cálculos que fueron respondidos por la propia Sáenz de Santamaría. "Probablemente en este partido no sabemos sumar. Mientras sepamos multiplicar vamos bien", manifestó jocosa en la cena.
Por su parte, Casado insistió en que el sistema de primarias internas en el PP "en ningún caso indica que haya que integrarse antes de la votación". Una tesis también respaldada por las candidaturas minoritarias de José Manuel García Margallo y José Ramón García Hernandez que no pasaron a la segunda vuelta.
Por su parte, la ex secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, se mostró anoche más discreta en sus declaraciones, si bien varios medios apuntan a que el pasado fin de semana ya habría cerrado un acuerdo con Casado para poner a su favor sus compromisarios con el objetivo de evitar que su 'enemiga acérrima', Sáenz de Santamaría, alcance la presidencia del partido.
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