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Dos vueltas, por favor

Dos vueltas, por favor

domingo 18 de febrero de 2007, 14:58h
Desde que empezaron el pasado mes de octubre los preparativos de la precampaña electoral en Francia, todos los medios informativos predominantes han presentado la cita presidencial del 2007 como un duelo o un mano a mano entre dos presidentes posibles: Nicolas Sarkozy precoz presidenciable de esta campaña por la derecha  de la UMP y  Segolene Royal por el Partido socialista francés.

Uno y otra se impusieron en los últimos meses  como inevitables en su propio campo, como los únicos capaces de “ganar”, según los sondeos.  El primero contra la opinión de Jacques Chirac, al que le arrebató el control de la UMP.  La “zapatera” como la llaman sus mas fieles seguidores, contra los denominados paquidermos del PSF. Uno y otra enarbolan el símbolo de la renovación en sus propias filas, frente a una clase política francesa envejecida y desprestigiada. Pero necesario es subrayar que los dos partidos mayoritarios no representan ambos reunidos ni siquiera el 50 % del electorado, y la lección principal de la presidencial del 2002 fué un reforzamiento de los extremos y una fragmentación del voto. “Sarkó” y “Segó” deberán ahora no solo ganar sino convencer.
  
Por eso este cronista como una inmensa mayoria de gente en este país está escandalizado por la tentativa de algunos  de vendernos dos rondas al precio de una.  El sistema electoral francés es presidencialista, mayoritario, y en dos vueltas. Por fortuna la primera (prevista el 22 de abril) sirve para  que el ciudadano democraticamente pueda votar por el candidato que mejor representa sus propias ideas. La segunda (prevista el 6 de mayo) reune a los dos mejor situados, y el sufragio universal se ejerce entonces mediante el denominado “voto util” o resignado. En cierto modo el francés vota a favor en la primera y en contra en la segunda.
  
Otra virtud  de la primera vuelta es permitir además a los minoritarios no solo exponer sus ideas, sino obtener subvenciones del Estado, que varian según se obtengan  mas o menos de 5% de votos. Las firmas de 500 personalidades electas, alcaldes, diputados, senadores, etc, son necesarias para apadrinar un candidato, un sistema destinado en principio  a evitar candidaturas demasiado extravagantes. El plazo para recogerlas va esta vez del 22 de febrero al 18 de marzo.  Una espada de Damocles que pesa en esta pre- campaña,  sobre los candidatos “menores”, quienes denuncian, como un peligro para la democracia,  las presiones ejercidas por los mayoritarios sobre los “electos” de la nación para que no firmen.
 
Pero los ganadores de la primera  vuelta, deberán convencer al electorado  de los perdedores en la segunda ronda. La tentación de impedir ciertas candidaturas el 22 de abril para evitar una dispersión de votos, podria costar muy caro a la democracia francesa, haciendo proliferar el voto en blanco y la abstención. El espantapajaros del neofascismo no volverá a funcionar y es improbable que el futuro presidente o presidenta  de la República francesa  sea elegido o elegida  con 82% de sufragios, como lo fué Chirac, frente al 18% de Le Pen en mayo del 2002 .
 
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