López Garrido y la Guardia Civil

“La Guardia Civil ha de reencontrar la naturaleza que le dio su nombre. Su tendencia desmilitarizadora y su dependencia única de Interior me parece necesaria. El carácter militar que se le dio es coherente con el Estado que lo hizo y con la función latente de pilar del Estado. Pero una policía para los ciudadanos, tal como señala claramente el artículo 104 de la Constitución, no debe ser militar, porque eso la aleja de forma natural de aquellos. Centralismo y militarismo van juntos. Descentralización y policía civil también, De hecho, la Guardia Civil no ha cumplido, a lo largo de la democracia, ninguna misión militar. De ahí la innecesariedad de un estatuto y régimen disciplinario militar para los guardias civiles, que hace más difícil su profesión policial”.

Quien así escribe no es un personaje radical, ni mucho menos antisistema. No es otro que el actual portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados, Diego López Garrido, en su libro “La Guardia Civil y los orígenes del Estado Centralista”.

Pues bien, a López Garrido le ha tocado ahora la ingrata tarea de decir: “Donde dije digo, digo Diego” y de defender, incluso, las sanciones a los guardias civiles que se manifestaron no por la desmilitarización del Cuerpo, sino por una humanización del mismo. Son cosas de la política.