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Manifiesto por la vida humana

Manifiesto por la vida humana

martes 18 de noviembre de 2008, 14:46h
“La vida no vale nada si no es para merecer el que otros puedan tener lo que uno disfruta y ama”, cantaba Mercedes Sosa. La vida no vale nada en el Congo, donde se secuestra a niños para hacer de soldados, donde doscientos misioneros españoles siguen empeñados en poner paz y solidaridad donde hay guerra y odio, y donde la religiosa burgalesa Presentación López Vivar ha perdido sus dos piernas, alcanzada por una bomba. Sólo ellos aportan una luz de esperanza. La vida no vale nada en Níger y en otros países donde muchas mujeres siguen siendo esclavas de sus dueños y son compradas y vendidas por un puñado de monedas.

La vida no vale nada para todos aquellos que se meten en una patera, después de haber pagado por el viaje para cruzar el continente y por una plaza en un cayuco, sin garantías ni siquiera de llegar vivos. La vida no vale nada para muchas mujeres en Ciudad Juárez, México, que desaparecen como si no hubieran existido nunca y ninguna autoridad se responsabiliza de buscarlas, de cerrar la puerta a sus secuestradores o asesinos.

    La vida no vale nada para tantas mujeres asesinadas por sus parejas en nuestras ciudades, al lado de nuestras casas, sin ninguna razón, sin ninguna causa. La vida no vale nada para tantos mayores que viven solos, abandonados de los suyos, con pensiones míseras. La vida no vale nada para tantos a los que no les damos ni siquiera la oportunidad de nacer en este Occidente opulento. Cerca de un centenar de académicos de las Reales Academias de Medicina, Farmacia, Ciencias Morales y Políticas, Exactas, Físicas y Naturales Jurisprudencia y Legislación, Historia y Bellas Artes, han firmado un “Manifiesto por la vida humana” que denuncia “la trivialización y la cosificación de la persona y el quebrantamiento de su dignidad”. Denuncian que se ha multiplicado de forma salvaje el número de abortos y que ahora se quiere ampliar la ley para que no sea necesaria ni siquiera una razón para matar a un inocente. Cien mil abortos cada año, sin garantías para el concebido, en absoluta indefensión.

    Los académicos, entre los que están César Nombela, Manuel Velarde y otros,  piden que al artículo 15 de la Constitución, ahora que cumple 30 años, que dice que “todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral” se le añada “desde la fecundación a la muerte natural”, porque de otra manera el derecho es papel mojado, y que se reconozca la personalidad jurídica del “nasciturus”, en todas las fases de su desarrollo, sin olvidar al embrión, porque es un ser completo y diferente de quienes lo han creado. Hay que proteger la vida, hay que hacer políticas de apoyo a las madres y a las familias, a los mayores, crear condiciones para una vida digna, para que todos puedan tener lo que nosotros amamos y disfrutamos. La vida es el mayor valor del hombre. O debería serlo.

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