Lo suyo dice que no es ni una despedida ni una vuelta a Barcelona porque, según afirma, “de allí no me he marchado nunca”. Sea como sea, lo cierto es que Joan Puigcercós deja ya su escaño en el Congreso para iniciar una nueva etapa como parlamentario autonómico pero esta vez dentro del Govern d’Entesa, o sea, del tripartito. Y al hombre se le ve contento, claro.
Su felicidad se le notaba ayer, miércoles, mientras se hacía fotos juntos a las dos jovencísimas diputadas – Laia Cañigueral y Georgina Oliva-, que ocuparán su lugar y el de su compañero Frances Canet en la Cámara Baja. Y eso que se había acostado la noche anterior tarde, aunque no tanto como para no cumplir con su deber de asistir al debate presupuestario. Al fin y al cabo aún es titular de la ‘plaza’.
Sus compañeros le organizaron una cena privada en un restaurante cercano al Congreso en donde es habitual ver a sus señorías ‘conspirando’. Después, el grupo se fu e de copas pero, en contra de la fama que tienen bien ganada, la juega no duró hasta bien entrada la madrugada. Incluso Joan Puig, uno de los más ‘marchosos’, se retiró pronto para poder estar ‘fresco’ al día siguiente.
Los diputados republicanos han prometido organizar otro sarao más multitudinario para despedir ‘como Dios manda’ a Puigcercós, antes de que definitivamente diga adiós a su escaño.
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