Inflación, deflación, depresión
domingo 23 de noviembre de 2008, 17:02h
Esto no hay quien lo entienda. El banco más potente y seguro, el Santander, de la banca más sólida y solvente, la española, está bajo mínimos y su cotización cae muy por debajo de su valor real. Los dirigentes políticos y los empresariales están pidiendo opinión a las fábricas de ideas, los "think tank", que, hasta ahora, al menos que sepamos, no han aportado demasiadas. En todo caso, algunos han avanzado un paso más que los economistas, expertos en explicarnos lo que ya ha pasado, y en lugar de contarnos lo que ya sabemos, afirman que las últimas medidas mundiales no sirven para salir de la crisis, incluso la pueden empeorar. Pero ninguno sabe lo que hay que hacer... Vivimos instalados en un grave problema de incertidumbre y de desconfianza que está lastrando el futuro del mundo.
Hace unos meses nos juraban que hablar de crisis era antipatriota y hoy, la recesión puede convertirse en depresión. El déficit era intrínsecamente malo y, ahora, nos lo podemos permitir. Incluso podemos pasarnos. Las familias están endeudadas y a algún político en vísperas electorales, se le ocurre decir que va a pagar la hipoteca y los plazos del coche a los parados. Nos hemos pasado años luchando contra la inflación, la habíamos controlado, se disparó de nuevo y, ahora que está bajando y el presidente Zapatero exhibe exultante la tendencia, salen los que saben y nos dicen que la inflación no es mala, que lo peor es la deflación. Es decir que caigan los precios no porque seamos más competitivos, sino porque al reducirse bruscamente el consumo, los precios en origen caen, los productores se arruinan y van al paro, por lo que hay menos producción y más gasto social. Hoy todos andan, los pocos que se atreven, retrasando el cambiar de coche o de nevera y nos les digo de casa, en la expectativa de ver lo que sucede y, sobre todo, por si realmente bajan los precios.
No siempre es bueno hacer eso no sólo por el fantasma de la deflación, sino porque hace apenas unos meses el barril de petróleo estaba casi a 150 dólares y, aunque ahora ha bajado a 50, los precios de la gasolina no repercuten el cambio, aunque sí lo hicieron en la etapa de subida. Siempre pierden los mismos. Por no hablar de las Bolsas, en "crecimiento negativo" desde hace meses y poniendo en grave riesgo a los que habían confiado en sus ahorros para tener una vejez digna. Incluso los que querían cerrar todas las centrales nucleares en España, ahora dicen que hay que hacer más y prolongar la vida de las que existen. A buenas horas. Hoy somos más débiles porque somos más dependientes y si perdemos Repsol, aún estaremos mucho peor. Antes jugábamos en la Champions. Nos van a llevar a la liga africana.