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Atentado multiusos. Ya detenidos

martes 09 de diciembre de 2008, 09:34h

He viajado a Eukal Herria durante el puente de la Constitución para visitar a los amigos en estas horas duras. (Ya estoy en casa. Escucho las radios por la mañana de hoy martes. ¡Y ya empezamos! ¡”Son las últimas horas de ETA”!, claman. ¿Cuándo dejaremos de ser tan estúpidos? Es verdad que están mal. Pero los llamados “jóvenes” de la organización nos van a dar bastantes disgustos. ¿Por qué somos tan simplones?).

Nunca ha dejado de sorprenderme la veta reaccionaria de ETA, durante los últimos treinta años, al comparecer ante la sociedad vasca asesinando en defensa del pasado, y en contra del futuro y del progreso social, económico y de la modernización de Euskadi. Al parecer, una especie de neocarlismo agrarista, está acabando por confundir irremediable y definitivamente las meninges de los que disparan las pistolas que les impulsan a terminar con la vida de Ignacio Uría, empresario de 71 años. En una “valiente” acción de “lucha armada” se acercaron a la víctima en el aparcamiento de un restaurante y le disparan a bocajarro. Sois tan cobardes, que hasta tenéis miedo delante de un hombre de 71 años, indefenso, que no tiene forma de impedir su muerte y corréis asustados como niños pequeños cuando nadie os puede perseguir. Tenéis miedo de vosotros mismos, y de vuestro miedo.

No tenéis salida. Ése es vuestro problema vital. No os fiáis unos de otros, ni de vosotros mismos. Y además, como os dije la última vez, sabéis que estáis abocados a una intensa deslegitimación política, social, cultural, psicológica y simbólica, por parte de un pueblo vasco que está cambiando a marchas forzadas. La propia izquierda abertzale busca salidas políticas al margen de vuestra “disciplina militar”. No os creen ni os respetan. Porque el tiempo pasa, los falsos mitos se derrumban, las nuevas generaciones de jóvenes vascos se cansan de falsas promesas y de irredentismos, y el mundo sufre mutaciones que no podéis evitar. No creáis que la grave crisis económica que estamos viviendo no afectará a las conciencias y a la forma de vivir de todos. Ya nada será igual. Cambiará nuestras conciencias y nuestra percepción de las cosas y el sistema de prioridades. El mundo cambia. Los que antes influían, decidían, y mandaban, ya no lo harán y llegan otros nuevos que hasta hace poco, nadie conocía. Estad atentos, asesinos, porque desapareceréis sin daros cuenta. Caeréis como el muro de Berlín. En una noche. De pronto, todo el mundo os dará la espalda, sin avisar, y sin saber por qué. ¿Cuál es la razón? El hastío. Como con el comunismo. Había miedo, hasta que la gente se cansó. Yo sé que no os batiremos solamente con la policía. Es un proceso psicológico y político, complejo, dialéctico, sin solución y sin explicación. De repente, todo se derrumbará. Y cuanto más asesinéis, peor.

En consecuencia, ni podéis seguir anclados en el siglo XIX, aislando a Euskadi, ni podéis seguir matando porque tenéis miedo a la libertad y al futuro. Calificar al Tren de Alta Velocidad, como decíais el pasado 16 de agosto, de proyecto “ajeno a los intereses de Euskal Herria”, es un disparate histórico similar a la oposición que podríais mantener al invento de la maquina de vapor, a la electricidad o al desarrollo de la ingeniería genética. Si Marx levantara la cabeza y supiera que, al parecer, queda alguien que en su nombre considera regresivo el progreso tecnológico y el avance espectacular en las comunicaciones terrestres, muy probablemente, se suicidaría.

Pero ésta no es la cuestión. No se puede ironizar cuando el cadáver de un vasco, de un ciudadano pacífico y trabajador, ha sido enterrado hace pocas horas víctima de vuestra vesania.

Euskadi está en campaña electoral. Es la hora de la unidad democrática contra los asesinos. A la calle, a la calle, a calle que ya es hora. Unidos, por la libertad, por la paz, por Euskadi, contra el terror. Pero además, alguien, mejor informado que yo, y perteneciente al mundo “abertzale” político, me decía: “Enrique, no te equivoques, es un atentado multiusos. Necesitan dinero y avisan a los empresarios, reafirman su determinación de continuar, cierran cualquier intento de la izquierda abertzale de emerger políticamente ante la cita de marzo y que no sabe que hacer, le advierten al PNV que están dispuestos a tocarles y amenazan a todas las empresas que están comprometidas con la Y vasca”.

Insisto en lo dicho hace pocos días. Cautela, cautela. No engañemos a los españoles. Podemos detener a diez, quince, cien etarras, en los próximos meses. No es el fin. El final será más complejo. ¡Ojalá fuera el fin! Y ojalá me equivoque.
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