Castro, Tardá, Fraga, suma y sigue

Parece difícil superar la marca de ver cómo algunos políticos juegan a decir la gansada de mayor dimensión y tamaño, y a "escandalizar" a sus colegas. Pero siempre hay quien vence, en esta competición, y que deja pequeño a quien hizo uso anteriormente a su derecho libre a disparatar. En este "no hay dos sin tres", empezamos con Pedro Castro, alcalde de Getafe, que proclamaba "tontos de los cojones" a los votantes del PP.

Seguimos con el republicano Tardá, su grito "muerte al Borbón" y su denuncia de un Tribunal Constitucional corrupto. Y termina la racha, de momento, con un Manuel Fraga que muchos creen ya que debiera haber sido retirado de la circulación y que ha ido más lejos que ninguno: quiere colgar de alguna parte a los nacionalistas, nada menos. Seguro que hay quién dé más, porque, después de todo, resulta rentable -en comentarios de prensa, en titulares, en "elevación de la popularidad", esa competición por llegar más lejos con declaraciones desorbitadas e inconvenientes.

Cabe preguntarse si al profesional de la política se le va la lengua por naturaleza, por oficio, por dedicación, o por todas estas razones de notoriedad. Y tampoco está determinado quién debe pedir disculpas por el "calentón" de un individuo: si a él mismo, a su grupo político. En el caso de Castro, le hemos visto pedir disculpas a los electores del PP. A Tardá parece haberle costado más justificarse ante el presidente del Congreso, José Bono. Será difícil que Fraga dé marcha atrás. Rajoy, su jefe de filas, ha preferido entender que Fraga no dijo lo que dijo.

¿Y ahora, qué?  Pues, ahora, nada. Sería irracional que se siquiera reclamando la dimisión de uno y se olvidara a los restantes, entre otras cosas, porque ni son los tres primeros casos,ni serán los últimos. Pero cabe suponer que cada uno de os lenguaraces ha venido en ayuda de los demás. Castro, Tardá y Fraga habrán pasado a la historia del disparate como anteriormente lo hicieron muchos otros políticos que dijeron la inconveniencia del momento: el "coñazo" de Rajoy sobre el desfile del 12 de octubre, el "mandan huevos" de Trillo, "los hijos de puta son los del propio partido", que proclamó Bono... ¿Quién está libre de esta clase de culpa? Ciertamente,  quien se dedica a la meditación, al retiro voluntario o la inactividad. Pero no es el caso de los políticos ejercientes, forzados a opinar cada día de lo que pasa o sucederá...

Hay incoherencias mayores y probablemente más graves, como las que en los últimos días han alineado al PP con ERC en las votaciones del Senado, sobre presupuestos, y del Congreso, sobre los ocho mil millones destinado a los ayuntamientos. En otro momento, con Julio Anguita en la coordinación de IU, dio que hablar "la pinza" que aquella fuerza llegó a hacer con el PP para atacar y erosionar al Gobierno de González. Ahora sorprende que los republicanos que se encargan de la política exterior de Cataluña coincidan a la hora de votar con el PP que abomina de los nacionalistas...