Hoy, martes 20 de enero de 2009, empieza a cumplirse el sueño de Barak Obama. Empieza su cuenta atrás. Es el principio de la hora de la verdad. El principio de su ya histórico grito: “Yes, we cam”. Un grito, por cierto, nada exótico, aunque para hombres como José María Aznar, todo hombre que no sea como él, todo gobernante que no haya puesto los zapatos encima de la mesa del té de Bush, como hizo él, deben ser algo muy exótico. Obama, hemano, pues… ¡bienvenido al exotismo, a la utopía, a la verdad, a la bondad humana! ¡Buenos días y buena suerte!.png)
Una gran parte del mundo, en efecto, ha estado esperando este momento, casi, casi, como si esperaran al salvador. ¡Qué ironía!: hace 20 siglos los judíos (los israelitas de entonces) esperaban también la llegada de un Salvador, anunciado en los textos bíblicos. ¡Aún le siguen esperando! A aquel de hace 20 siglos, que era hijo (putativo) de un carpintero, no le reconocieron como tal….¡y le mataron! No sabemos aún si, 20 siglos después, le pasará lo mismo a éste, hijo de padre africano y madre norteamericana y criado de niño en el belén de Indonesia.
Porque lo que la Humanidad espera de este nuevo mesías, de color negro (como el mago rey Baltasar), es que la libere de las nuevas formas de esclavitud, de las nuevas formas de opresión, de las nuevas formas de injusticia, de las nuevas formas de infamia y de las nuevas formas de pobreza. Pobreza infame en la que viven, por ejemplo, más de 40 millones de ciudadanos norteamericanos, y que debido al crack inducido por la codicia se está extendiendo a gran parte del mundo. Esclavitud que experimentan, por ejemplo, otros tantos millones de inmigrantes en el país más poderoso de la tierra. Injusticias y opresiones a las que, por ejemplo, se ven sometidos algunos pueblos bajo la directa bota militar del ejército norteamericano (sea en Irak o en Afganistán), o bajo su bendición de la bota militar del ejército israelí (como en Palestina). Y la infamia que experimentan, por ejemplo, los ciudadanos de Cuba, obligados a un embargo intolerable desde hace 50 años, o los presos de Guantánamo, cazados mediante la complicidad de los pueblos llamados libres y sometidos a las más humillantes e intolerables torturas que se hayan conocido en los albores del siglo XXI.
Lo que la Humanidad espera de Barak Obama, magnífico y seductor orador, que se ha ganado durante su campaña electoral no sólo la Presidencia de los Estados Unidos de América, sino la simpatía y la esperanza de más de medio mundo, con sus hermosísimos discursos y sus realistas promesas, es que pueda cumplirlas. “¡Yes, we cam!” Sí, podemos. Tú puedes, Presidente de los Estados Unidos, llevar a cabo ese sueño que has ido plasmando en el pueblo norteamericano y en tantos y tantos otros pueblos que precisan de tu poder e influencia. El sueño de Martin Luther King, el líder de los derechos civiles a favor de los negros de Norteamérica, ya parece haberse cumplido. Ahora la Humanidad espera que se cumpla ese otro sueño en el que tú mismo nos has embarcado. Un sueño que sólo podrás llevar a buen puerto si logras gobernar sin obedecer al lobby judío ni a los aparatos secretos del Estado de Washington y sin someterte a la podredumbre del poder económico, militar y petrolero de América. Difícil tarea la tuya. El otro mesías también se la propuso, y le mataron. Ojalá que contigo no suceda lo mismo.