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¿Estamos locos o qué?

Nuestros queridos monstruos los niños

Nuestros queridos monstruos los niños

viernes 23 de enero de 2009, 12:10h
No estoy en absoluto de acuerdo con el maltrato físico a nadie. Mucho menos a los niños. Esto quiero que quede claro en la primera línea. Pero tampoco estoy nada de acuerdo con la sentencia de la Audiencia Provincial de Jaén que ha aumentado la pena a la madre que pegó a su hijo a 67 días de cárcel y la prohibición de acercarse a su hijo un año y 67 días.
Si bien es verdad que por nuestro sistema judicial esta mujer al carecer de antecedentes penales y ser la pena de prisión menor a dos años de cárcel, no la meterán entre rejas, también es cierto que no podrá acercarse a su hijo.

Me parece a todas luces indignante la sentencia. En primer lugar esta noticia va a llegar a oídos de todo el mundo y en todo el mundo incluyo a los niños que están en edad de mal interpretar las noticias y en edad, asimismo de acatar las órdenes de sus padres. Me estoy imaginando ya un frase de algún malcriado: “pues como me pegues o me castigues te llevo a juicio”.

Todos (los que no tenemos hijos también) sabemos cómo son los niños. Imitan todo, lo bueno y lo malo y enseguida hacen suyo lo que mejor les convenga. Hace poco leí un magnífico artículo sobre la necesidad de volver a emplear el NO con los niños, la necesidad de volver a imponer unas reglas básicas que no son más que las que los que pasamos de los treinta conocimos (más o menos).

Los niños de hoy en día (y esto es una generalización y ya se sabe lo que pasa con las generalizaciones) participan de las conversaciones de los adultos, contestan a los mayores, cuestionan sus mandatos, son los amos del mando a distancia, eligen el menú de lo que van a comer, su frase favorita es “esto no me gusta, hazme otra cosa”, se pone la música que ellos imponen en los coches, son auténticos dictadores de sus padres y cuidadores y lo que es peor: están rodeados de juguetes (carísimos) y se aburren.

Total, que los adultos que estamos a su cargo nos llenamos de desesperanza y no sabemos cómo reaccionar. Resulta que ahora es una tragedia que emprendamos un viaje y sólo tengamos cuatro películas de DVD. Es una tragedia que tengan la Wii (más de 200 euros) y menos de diez juegos. La pelota, la bici, ¿qué es eso? ¿Cómo hemos podido los que ahora somos adultos hacer aquellos viajes en los que atravesábamos España sin aire acondicionado, sin películas en el coche y encima tragándonos los resultados del fútbol? ¿Y qué ha pasado con los veranos en el pueblo de los abuelos con la bici todo el día? ¿Siguen existiendo la comba, la goma, las tabas, balón prisionero, la gallina ciega, la peonza, las chapas, el escondite inglés, el rescate? Como seguir, seguirán, ahora bien, ¿quién los utiliza?

Estamos creando auténticos tiranos de los sentimientos. No los estamos educando en la tolerancia a la frustración y así nos va. Que tenemos unos contestones en casa que cuestionan nuestras actitudes en aras de educarlos y que nos amenazan con denunciarnos en los juzgados porque ven en la tele (de la que no se despegan) y a horas que no les corresponde, noticias como la de esta mujer que sí, se ha pasado pegando, pero cuya pena no es en absoluto proporcional al castigo impuesto.

Creo que todos debemos hacer una pequeña reflexión de cómo estamos contribuyendo con nuestro ejemplo a crear algunos monstruos. Lógicamente estoy exagerando pero ojo con lo que hacemos.
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