www.diariocritico.com

La que se nos viene encima...

jueves 29 de enero de 2009, 13:32h
Más de 500 millones de euros en obras son muchas obras: concretamente, por encima de un centenar de trabajos financiados con el Plan Zapatero son los que tendremos la ocasión de “disfrutar”, durante los próximos meses, los ciudadanos de Madrid. En todos los distritos, diseminadas por los barrios, como la “lluvia fina” de la que hablaba en su día Aznar, pero con excavadoras, cemento y martillos neumáticos taladrando los oídos, levantando polvo, haciendo ruido y molestando, en general, a todo hijo de vecino.

No es cosa de quejarse: la pedrea del Plan Zapatero va a suponerle a Madrid la realización de un montón de obras que son necesarias y que van a ser buenas para la ciudad. El problema es que estos trabajos vienen concentrados, tanto que deberán empezar, mediar y acabar en lo que queda de año. Vamos, que el empacho de obras puede ser monumental.

Claro que la actividad supone puestos de trabajo, y el empleo se está convirtiendo, de un tiempo a esta parte, en un bien escaso. Levantar y reconstruir aceras, abrir y cerrar zanjas, instalar farolas o asfaltos va a suponer incorporar de nuevo al mercado laboral a muchos miles de ciudadanos, lo cual seguro que se agradece. Y esos centros de mayores, escuelas infantiles o polideportivos que ahora se construyan, una vez terminados tendrán que ser dotados de trabajadores que los mantengan abiertos y en condiciones: más puestos de trabajo.

No es de extrañar que el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, esté encantado con la iniciativa de ZP, e insista en recordar a los madrileños que, pese a las molestias que con toda seguridad van a tener que soportar, tengan la solidaridad de entender que a más desbarajuste zanjil en las calles, más trabajadores en activo. Claro que él tiene mucho por lo que estar contento: a cuenta del Plan Zapatero, y financiado con el dinero del Gobierno Central, él va a poder iniciar obras que creía olvidadas por la crisis, como las del eje Prado-Recoletos. El empujón que va a poder darle a su programa gracias a este dinerito, caído del cielo en plena época de vacas flacas, les va a “poner en casa”, electoralmente hablando, a él y a su partido.

Y todo, gracias a papá Zapatero. Éste debe haber percibido ya este efecto colateral de su plan para combatir el paro, y para paliarlo, ha intentado una maniobra un poco boba y que, de paso, resta unos millones importantes al objetivo final del proyecto: los ayuntamientos que reciban dinero de este plan están obligados a instalar en cada una de las obras que realicen a cuenta de esa inversión unos carteles especificando que quien paga la cuenta es el presidente del Gobierno.

Incluso exigen a los municipios que envíen fotos de los carteles, para comprobar que publicitan convenientemente la generosidad del Gobierno Central. Vano intento: nadie se acordará de ZP cuando vea las obras, y mucho menos cuando se terminen. Los alcaldes, incluido el de Madrid, se harán la foto de la inauguración, los vecinos se encontrarán con la nueva escuela, equipamiento o calle. Y ZP se quedará con los carteles. De recuerdo.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios