Así son las cosas. El PP está sufriendo lo que en los 90 sufrió González y su gobierno socialista con las informaciones que le sacaba El Mundo para hundirle. Surtieron efecto y un PP que nunca había gobernado, que venía de Alianza Popular, consiguió en 1996 derrocar al sempiterno Felipe. Hizo falta una serie de informaciones escandalosas sobre el GAL y la corrupción de altos cargos socialistas y de ministerios para desgastar a un líder y un gobierno hasta entonces intocable.
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Ahora, más de una década después, el PP es la nueva víctima de la prensa. Las informaciones sobre este partido en Madrid buscan lo mismo: acabar con Aguirre en la región con las armas que no pueden sus políticos, ni Tomás Gómez ni Simancas ni sus antecesores. Y como Madrid es una plaza que el socialismo quiere recuperar a cualquier precio, está claro que debemos conectarlo con la serie de filtraciones que ha recibido El País en los últimos tiempos. Antes fue El Mundo, ahora le tocaba el premio gordo al diario de Prisa, que durante años se ha ganado ese favor en el socialismo.
Ésa es la conclusión y por eso estamos aquí ahora. Con Rajoy huyendo hacia adelante, personándose en la causa judicial, acusando a Garzón de ser el instrumento desde los tribunales para el Gobierno socialista y rompiendo relaciones con el Ministerio de Justicia. Le ha venido al pelo a Rajoy y sus compañeros la noticia que sacó este miércoles el diario de Pedro J., con petición de favor previo claro está. Esa noticia, para quien aún no la conozca, relata que el ministro Bermejo y el juez Garzón estuvieron almorzando juntos durante esta instrucción del caso de espionaje y corruptela en Madrid. No demuestra nada, claro, pero es suficiente para unir tres cabos: el gobierno socialista, la prensa pro-socialista y el juez que fue ministro de un gobierno socialista, Baltasar Garzón. Unan esos tres cabos y tendrán atada la trama.
Eso nadie lo dudaba. Lo que ahora queda es reconocer que la prensa no es un poder. No es el cuarto poder, como se suele decir. No. Ha sido en este caso, como en otros tantos, un mero instrumento del poder político para conseguir sus oscuros fines. Los medios implicados, claro, tan contentos. Hacen caja. Pero todo ello, en conjunto, como profesional del periodismo, me entristece.
Si (
No(
