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El cuarto poder, en crisis

miércoles 25 de febrero de 2009, 02:39h
Malos timpos para los medios de comunicación. La grave caida de la publicidad y el acusado descenso de lectores pintan un panorama preocupante. Pero, más allá de esta preocupación económica, asoma una preocupación social y política.

Las ventas y principalmente la publicidad son los soportes de los medios. Y la garantía de su calidad  y del grado de su independencia. Los índices de venta y publicidad  son los que les permiten su independencia del poder público. Si aquellos bajan, esta se puede resentir seriamente.

La lucha por la supervivencia lleva a la tentación de las subvenciones; y estas, en la práctica, nunca son gratuitas. Sobretodo cuando no hay un sistema neutro y equitativo de concesión y reparto, lo que significa que suele ser arbitrrario y favoritista.

Es comprensible que , en la actual sutuación de crisis, los editores dirijan sus miradas al Estado y reclamen ayudas. Pero mucho cuidado en cómo estas se lleven a cabo. Confesadas o no, las contrapartidas serán inevitables. Y siempre en merma clara de la independencia del llamado cuatro poder.

Cuarto poder que, con todas sus limitaciones, globalmente actúa de contrapunto y control de los poderes estatales, en defensa de la sociedad. Si aquel entra en crisis, como los datos económicos certifican, se resentirá la sociedad; es decir, los ciudadanos.

Un cuatro poder (los medios de comunicación, en todas sus modalidades) amordazado, en mayor o menor grado, por los favores del Estado, necesarios para su subsistencia, no cumplirá su función. Se convertirá en correa de transmisión de la voz oficial. Las plurales voces de los ciudadanos dejarán de oírse.

Por esto, incluso en situaciones de emergencia económica, los medios y , muy especialmente, los órganos que los representan, deben evitar arrimarse a las fuerzas políticas,  que inevitablemente los manipularían, y a las dádivas del Estado concedidas sin garantías de neutralidad, rigor y respeto a la libertad de expresión.

Los platos de lentejas no pueden hacernos traicionar la libertad y la democracia.


*Wifredo Espina es comentarista político y exdirtector del Centre d’Investigació de la Comunicació.
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